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lunes, 17 de marzo de 2014

CONFIRMAN PRESENCIA DE AGUA EN MANTO TERRESTRE

Se trata de la primera muestra terrestre de ringwoodita, que confirmaría la existencia de grandes volúmenes de este elemento atrapado entre el manto superior e inferior de la Tierra.


Una investigación afirma haber encontrado la primera muestra terrestre de ringwoodita, un mineral que contiene una cantidad significativa de agua y que confirmaría las teorías científicas que hablan de que existen grandes volúmenes de este elemento atrapado entre el manto superior e inferior de la Tierra.

"Esa zona en particular de la Tierra, la zona de transición (entre 410 y 660 kilómetros de profundidad), podría tener tanta agua como todos los océanos del mundo en su conjunto", afirma Graham Pearson, de la universidad de Alberta, Canadá, en el estudio publicado en la revista científica Nature.

Hasta el momento, sólo se habían encontrado muestras de ringwoodita en los meteoritos, pero nada en muestras terrestres. 

Sin embargo, el año 2008, y mientras un equipo de científicos buscaba otro mineral en el Mato Grosso de Brasil, fue encontrado un diamante de aspecto sucio, que luego de múltiples análisis se dieron cuenta que dentro se encontraba este esquivo mineral.


"Realmente fue un golpe de suerte, como ocurre con muchos descubrimientos científicos", afirma Pearson.

De acuerdo al estudio realizado por los científicos, se cree que el diamante en el que estaba insertado este mineral fue traído a la superficie por una de las rocas volcánicas más profundas, llamada kimberlita.

Además, las investigaciones demostraron que mineral contiene una cantidad significativa de agua: el 1,5 por ciento de su peso.

El hallazgo de agua bajo la corteza podría tener ingerencia en el estudio del vulcanismo y de las placas tectónicas, pues -según Pearson-, "una de las razones de que la Tierra sea tan dinámico, es la presencia de un poco de agua en su interior. El agua cambia el modo en que un planeta funciona".

[Fuente]

miércoles, 12 de marzo de 2014

PEREZOSOS ACUATICOS

Hace millones de años, perezosos acuáticos recorrían las aguas poco profundas frente a las costas de lo que hoy es  Chile y Perú. Estos nadadores ahora extintos tenían huesos de alta densidad que facilitaron la transición de la tierra al mar, ayudándoles a hundirse para pastar en la vegetación submarina.

Esqueleto y recreación de Thalassocnus

Los investigadores de la Universidad de la Sorbona en París estaban interesados en la confirmación de esta transición de la tierra al mar y el análisis de los tiempos de la transición mediante el estudio de los cambios en la densidad ósea en las especies progresivamente menores conservados en los yacimientos de fósiles peruanos.

Los restos fósiles sugieren que estos perezosos acuáticos se originaron en tierra y tuvieron una transición gradual a la vida submarina. Una serie de yacimientos de fósiles a lo largo de la costa de Perú contienen restos de cinco especies diferentes de perezosos extintos que los investigadores han interpretado como acuáticos, basados en la estructura de sus huesos. Por ejemplo, la densidad de sus huesos es mucho mayor que la densidad de los huesos de los mamíferos terrestres, pero similar a los huesos de mamíferos acuáticos que pastan en la vegetación del fondo marino, como los manatíes.

[Fuente]
http://www.huffingtonpost.com/2014/03/12/sea-sloth-land-ocean-fossils_n_4947982.html?&ncid=tweetlnkushpmg00000047

jueves, 6 de marzo de 2014

YAMATO

[Fuente: https://www.facebook.com/SobreHombros]


Hace unos mil millones de años, mientras en los océanos de La Tierra la vida multicelular comenzaba apenas su campaña hacia la dominación global, en el planeta Marte – que ya para ese entonces había perdido los océanos que la evidencia sugiere alguna vez tuvo – se formaba un fragmento de roca.

Era una roca esculpida no por las poderosas fuerzas fluviales de las lluvias y los ríos, que tanto suelen alterar el paisaje de nuestro punto azul. Tampoco se trató del resultado de algún terremoto – ya que no existen placas tectónicas que posibiliten esta clase de movimientos en nuestro vecino rojizo. Más bien fueron los procesos atmosféricos – esas brisas suaves y tormentas rabiosas cargadas del ya famoso óxido de hierro – las que le dieron forma, en el curso de millones de años, haciendo de sus cicatrices testigos mudos del acontecer químico y geológico del planeta.

Eventualmente, el impacto inesperado de un meteoro expulsó a nuestro fragmento rocoso de su hogar planetario, haciéndolo flotar sin rumbo por el sistema solar, cargado con los secretos de un mundo perdido que nunca fue observado por humanos (pues aún no existíamos). En algún momento de los últimos 10 mil años, el viajero encontró su camino a La Tierra, y – como buscando un sitio que le recordara sus orígenes – se estrelló en el desierto helado de la Antártida. Hace 14 años, un equipo de científicos japoneses lo encontró, enterrado en el hielo.

Lo llamaron “Yamato”.

En un estudio publicado el mes pasado, investigadores del Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA pusieron a consideración de la comunidad científica las formaciones que pueden ver en la fotografía – en un círculo rojo – observadas en Yamato. Estas pequeñas esferas enriquecidas en carbono, comenta el equipo, serían fuertemente asociadas a la actividad de microbios si se tratara de una muestra terrestre. Qué curioso – reconocen – es encontrarlas en una roca en la que está impreso el pasado olvidado del planeta Marte; sumándose a los otros indicios que en años recientes han generado sospechas sobre si alguna vez la vida luchó por su existencia en aquellos parajes, solo para fracasar estrepitosamente.

No se trata de evidencia incuestionable (podrían ser otros procesos – no biológicos – los causantes de estas formaciones microscópicas), pero el consenso es claro entre los investigadores: Marte era un lugar muy interesante en el pasado distante, no demasiado diferente de La Tierra de esa época.

Sea cual sea la verdad sobre la vida en ese planeta, la solución al misterio está allí, escrita en las grietas que recorren en silencio el rostro de los testigos.

Esperando ser leída.