El caminar en dos patas es una estrategia de adaptación muy extraña en la naturaleza, y nuestra forma de hacerlo es única en la naturaleza, porque estamos totalmente erguidos, a diferencia de las aves, que son otros de los animales que caminan en dos patas. Son muchos los que de vez en cuando caminan en dos patas, con alguna ayuda o no, pero que cuentan con un cuerpo que ha evolucionado especialmente para ello, sólo quedamos nosotros.
Si rastreamos hacia el pasado, se cree que los primeros primates que comenzar a caminar en dos patas vivieron hace unos 7 millones de años. Hasta la fecha el fósil bípedo habitual más antiguo descubierto es Ardipithecus ramidus, de 4,4 millones de años. Pero está el llamado Millenium Man, el Orrorin tugenensis, descubierto en Kenia en 2001, con unos 6 millones de años de antigüedad, y que desde el momento de su descubrimiento ha dado mucho que hablar.
Sus descubridores dijeron desde un principio que se trataba de un bípedo, pero al ser un fósil fragmentario, no estaba claro, y pocos fueron los que lo aceptaron. Pero nuevos estudios publicados en Nature Communications arrojarían nueva luz sobre este homínido.
“El fémur de Orrorin tugenensis exhibe afinidades morfométricas con los simios del mioceno y con homínidos más tardíos”, dice Sergio Almécija, autor principal del estudio, de la Stony Brook University. En el estudio se realizaron análisis geométricos en 3D de la forma y características del fémur fragmentario que se conoce de Orrorin, y concluyen que se trataría de una forma intermedia entre los simios más antiguos y nuestros primeros ancestros, los homínidos como Ardipithecus, los Australopithecus y los primeros integrantes de nuestro género Homo.
Según los autores del estudio, esto podría indicar que los simios actuales y nosotros y nuestros ancestros, siguieron dos caminos evolutivos diferentes a partir de los simios del Mioceno, hace entre 23 y 6 millones de años atrás. La mayoría de esos simios del mioceno caminaban en cuatro patas. En el estudio se compararon más de 400 especímenes fósiles.
“Hemos descubierto que Orrorin es sorpresivamente intermedio tanto en edad como en anatomía entre los simios cuadrúpedos del mioceno y los ancestros humanos bípedos”, dice Almécija. “Nuestro artículo aporta resultados cuantitativos del fémur de Orrorin como un mosaico único y urge sobre la necesidad de incorporar fósiles de simios en los análisis futuros y en las discusiones que lidien con la evolución del andar bipedo humano, una investigación que debería dejar de considerar a los chimpancés como un punto de inicio”.
Durante décadas se pensó que nuestro antepasado remoto sería similar a los chimpancés, ya que este es nuestro pariente actual más cercano. Pero lo cierto es que los chimpancés también son el resultado de millones de años de evolución, y de un camino evolutivo totalmente diferente al nuestro. Pero ya Ardipithecus ha demostrado que el ancestro común nada tenía que ver con los chimpancés actuales, y lo mismo hace ahora Orrorin.
Las conclusiones que aporta este estudio es que los ancestros de nuestra rama evolutiva fueron los simios del mioceno, ya que Orrorin es intermedio entre ellos y nuestros antepasados los Australopithecus. No es intermedio entre lo que son los grandes simios de hoy en día y nosotros, pero no lo es porque pertenecemos a dos caminos evolutivos totalmente diferentes, y que se separaron antes de los tiempos de Orrorin.
Referencia
- Sergio Almécija, Melissa Tallman, David M. Alba, Marta Pina, Salvador Moyà-Solà, William L. Jungers. The femur of Orrorin tugenensis exhibits morphometric affinities with both Miocene apes and later hominins. Nature Communications, 2013; 4 DOI: 10.1038/ncomms3888 http://www.nature.com/ncomms/2013/131203/ncomms3888/full/ncomms3888.html
Fuente
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