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viernes, 31 de julio de 2015

Fósiles, para estudiar la corriente circumpolar antártica.

Dientes fósiles de peces recuperados del fondo del océano alrededor de Tasmania han arrojado nueva luz sobre los orígenes de la corriente oceánica más importante del mundo: la corriente circumpolar antártica (ACC).

Este fenómeno es el más grande del mundo de los océanos. Fluye hacia la derecha alrededor de la Antártida porque no hay masas de tierra en su camino y juega un papel muy importante en el mantenimiento de las grandes capas de hielo del continente helado, ya que mantiene las aguas oceánicas más cálidas a distancia.

Hasta ahora, había partes de esta corriente que eran conocidas y estudiadas en profundidad por los expertos. Sin embargo, sus inicios habían sido interpretados con múltiples teorías a lo largo de los años.

"Tasmania se separó de la Antártida hace 35 millones de años, creó la Tasmanian Seaway (el espacio de agua entre ambos) y durante mucho tiempo los científicos han pensado que la apertura de esta vía marítima activaba el inicio de la ACC, pero hemos descubierto que no es el caso", ha apuntado el autor principal, Simon Williams.

Según ha señalado, en esta investigación ha descubierto que la apertura de la vía marítima de Tasmania, por sí sola, no fue suficiente como para crear esta corriente. Para moverla fue necesario que el viento del oeste la llevara hacia el norte, ya que la vía marítima abierta estaba demasiado al agua a través de la vía marítima, y "comenzó la corriente oceánica más grande de la Tierra", ha apuntado el investigador.

Los dientes de fósiles de peces fósiles de diferentes capas de sedimentos depositados en el fondo del mar han permitido reconstruir la historia de muchos millones de años de la composición del agua de mar en los lugares cercanos a Tasmania. Los diferentes océanos tienen química distinta (isotópicamente hablando) y esta diferencia en el agua de mar se registra en los dientes de estos animales que se depositan en el fondo del océano.

Los científicos han explicado en el trabajo, que ha sido publicado por Nature, que los isótopos de los dientes conservan la composición del agua de mar en su momento de la muerte.

Así, los registros muestran cómo Tasmania formó una barrera entre los océanos Pacífico e Índico, pero a medida que se separó, el agua de ambos se comenzaron a mezclar, fluyendo primero desde el Pacífico hacia el Océano Índico, y luego desde el Océano Índico hasta el Pacífico, como todavía lo hace hoy.

Los expertos recuerdan que estos cambios en la circulación oceánica están relacionados con el clima global, y los científicos creen que esto puede haber jugado un papel importante en hundimiento de dióxido de carbono, lo que lleva a la estabilización del mundo “Nevera”.

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