Los resultados de una nueva
investigación indican que para la familia de los cánidos (Canidae, a la cual pertenecen animales modernos como el perro, así
como lobos, zorros y otros), la rivalidad con los ancestros de los felinos
(subfamilia de la que un miembro actual muy abundante y conocido es el gato,
tradicionalmente visto como enemigo del perro) tuvo un papel más importante en
la extinción de diversas especies cánidas antiguas que el ejercido por los
cambios del clima en el pasado. La influencia evolutiva ulterior que esa
competición tuvo sobre la familia del perro fue igualmente importante.
El equipo internacional de Daniele
Silvestro, de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, analizó más de 2.000
fósiles, constatando que la llegada de los félidos (Felidae, familia de la que forman parte los felinos) a América del
Norte, procedentes de Asia, tuvo un impacto letal sobre la diversidad de la
familia de los cánidos, lo que contribuyó a la extinción de hasta 40 de sus
especies.
La familia a la que pertenecen los
perros se originó en América del Norte hace unos 40 millones de años y alcanzó
su diversidad máxima hace alrededor de 22 millones de años, cuando más de 30
especies habitaban el continente. Hoy en día, solo viven 9 especies de esta
familia en Norteamérica. Aumentaron progresivamente su tamaño corporal y se
especializaron en convertirse en grandes depredadores. Algunos de ellos
excedieron los 30 kilogramos (66 libras) y estaban entre los mayores carnívoros
en Norteamérica.
El éxito evolutivo de los animales
carnívoros está conectado de forma inevitable a su capacidad de obtener comida.
La cantidad limitada de recursos (presas) impone una fuerte competición entre
los carnívoros que comparten la misma área de distribución geográfica. Por
ejemplo, los carnívoros africanos como perros salvajes, hienas, leones y otros
félidos están constantemente compitiendo entre sí por la comida. Los carnívoros
de América del Norte podrían haber seguido primitivamente dinámicas similares.
Mientras que los félidos del pasado tuvieron según parece un impacto muy
negativo sobre la supervivencia de los cánidos antiguos, estos no lo tuvieron
sobre los félidos. Esto sugiere que los félidos debieron ser depredadores más
eficientes que la mayoría de las especies extintas de la familia de los
cánidos.
Referencia
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