Un hueso del sistema auditivo perteneciente a un cráneo que se remonta a hace unos 100.000 años, y que fue encontrado en el norte de China hace más de tres décadas, podría obligar a rescribir la historia de la evolución humana. El fósil se había asociado a un ejemplar de Homo neanderthalensis, pero, al parecer, pertenecería a uno de los primeros hombres modernos.
Imágenes del oído interno del cráneo hallado en el norte de China obtenidas mediante la técnica de la microtomografía computarizada [Instituto de Paleontología Vertebrada]
Tal como explica un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), Erik Trinkaus, de la Universidad de Washington en St. Louis, y sus colaboradores llegaron a dicha conclusión tras el análisis de las imágenes del resto obtenidas mediante microtomografía computarizada (que utiliza rayos X para mostrar secciones transversales de objetos con dimensiones que varían entre algunas micras y los centímetros), las cuales revelaron la existencia de una formación ósea en su oído interno.
Inicialmente, los científicos pensaron que el cráneo pertenecía a la H. neanderthalensis; pero, tras revisar las imágenes, se percataron de que, desde un punto de vista anatómico, presentaba características típicas del hombre arcaico, nuestro ancestro más cercano a los neandertales.
En particular, encontraron que el fósil presentaoba una configuración semejante a la de los humanos modernos, con el oído interno dentro del hueso temporal del cráneo. Este, a su vez, contiene la cóclea, que convierte las ondas sonoras en señales eléctricas (que llegan al cerebro a través de los nervios), y los canales semicirculares, responsables de mantener el cuerpo humano en equilibrio durante sus movimientos. Desde mediados de los años 90, la disposición de los canales semicirculares ha sido considerada una huella inequívoca para identificar los fragmentos de cráneos fósiles de neandertales y distinguirlos de los primeros humanos y del Homo sapiens sapiens.
No obstante, el hallazgo pone en entredicho la visión actual de la distribución de las poblaciones en el Pleistoceno tardío, y crea todavía más confusión sobre las últimas etapas de la evolución humana. Además, sigue sin esclarecer si las diferencias en el oído interno generaron desigualdades en el equilibrio o en la agilidad entre los humanos modernos y otros linajes. Por todas estas razones, los responsables del estudio concluyen que la historia del hombre puede ser más compleja de lo que hasta ahora venían indicando las observaciones y que no podemos confiar tan solo en una característica anatómica o en un fragmento de ADN para establecer las rutas evolutivas que siguieron las diferentes especies humanas.
Temporal labyrinths of eastern Eurasian Pleistocene humans.
Xiu-Jie Wu, Isabelle Crevecoeur, Wu Liu, Song Xing, and Erik Trinkaus.
http://www.pnas.org/content/early/2014/07/02/1410735111
[Fuente]
http://www.investigacionyciencia.es/noticias/un-hueso-podra-rescribir-la-historia-del-hombre-12250
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