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domingo, 28 de junio de 2015

Bosques de verdad para Chile

Por José Yáñez

A menudo decimos de Chile que es una isla, tan lejos y rodeada de barreras infranqueables como el océano, la cordillera, el desierto y el hielo. Esa condición aislada ha significado la formación de uno de los bosques templados más notables del planeta. Estos presentan un altísimo nivel de endemismo (es decir, especies que sólo existen en ese lugar del planeta), especies que se encuentran entre las más longevas del mundo (como el Alerce y la Araucaria), y una inusual diversidad de especies de arbustos, enredaderas, musgos, líquenes, helechos y hongos. Esta naturaleza generosa ancestralmente satisfacía parte importante de las necesidades de las comunidades indígenas y campesinas en cuanto a materiales para viviendas, utensilios, embarcaciones y alimentación.



Chile hasta hace 40 años tenía todavía el privilegio de contar con las reservas de bosques templados más relevantes del hemisferio sur. Pero esto pareció no importar cuando, a partir del año 1974 con el dictamen del Decreto ley 701 se legalizó, sin debate público, un modelo de desarrollo forestal que terminó basándose  en plantaciones de monocultivos exóticos de especies tales como Pino insigne (Pinus radiata) o Eucalipto (Eucaliptus sp). Y así fue como estas plantaciones empezaron a invadir los suelos forestales, y en muchos casos agrícolas, de las regiones del Maule, Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, suelos que en una importante proporción estaban cubiertos de bosques nativos.

Y sigue ocurriendo: retrocede el bosque y avanzan las plantaciones. Retrocede el bosque y Chile se empina como uno de los grandes productores de celulosa del mundo. A esto le llamamos desarrollo forestal.
Los monocultivos de árboles a gran escala son perjudiciales

  1. Porque se componen de árboles de una sola especie, mejorada genéticamente y de rápido crecimiento, plantados en bloques homogéneos de la misma edad, donde se impide el desarrollo de la vegetación y la fauna no encuentran alimento alguno ni refugio apropiado. 
  2. Porque generan pocos empleos, en general de muy baja calidad, casi todos de carácter temporal y con bajos salarios. Con las plantaciones la población rural emigra en particular hacia los cinturones de miseria de las ciudades, debido a la transferencia de sus tierras a las empresas forestales, y al impacto generado por la disminución de agua por efecto de las plantaciones, y por los problemas de salud asociado a uso de pesticidas en las plantaciones, entre otros factores que obligan a campesinos e indígenas a abandonar su estilo de vida. Prueba de lo anterior es que las regiones donde se concentra la gran masa de plantaciones exóticas en Chile, es decir donde se generan los grandes capitales, los índices de desarrollo humano son los peores del país. Desde el año 1997 al 2007 el empleo generado por el sector forestal se ha mantenido a niveles anuales similares. En el año 1997 este sector empleó a 133.167 trabajadores y en el año 2007 a 134.006. De ellos, solo el 25 a 30% tiene contrato permanente y el 82% está bajo la línea de la pobreza, sin embargo el aumento del área plantada y de la infraestructura industrial ha sido enorme. En Chile existen actualmente 13 plantas de celulosa que operan un total de 17 líneas de producción. El año 2005 se produjeron en Chile 3,3 millones de toneladas de celulosa. Chile se encuentra entre los cinco primeros países exportadores de celulosa del mundo.
  3. Porque una plantación comercial sólo produce un gran volumen de madera principalmente para pulpa en comparación con la multiplicidad dw productos que esos mismos suelos habrían podido generar de fomentarse actividades productivas en esas áreas bajo un enfoque multiproductivo (ganadería, productos forestales no maderables, turismo, agricultura, etc.) 
  4. Porque las plantaciones forestales exóticas no mejoran el medio ambiente. Al contrario, se empobrecen los suelos por inadecuados manejos (talas rasas), la disponibilidad de agua disminuye, se reduce la biodiversidad, se contaminan los suelos y aguas, se altera el paisaje, y se afecta la salud de las comunidades aledañas. 
  5. Por último, se dice que las plantaciones son necesarias para que todos podamos usar papel. Gran parte de la madera y celulosa producida en América Latina no está destinada a producir papel para abastecer a la población de la región, sino a la producción y consumo de papel y cartón en Europa, Norteamérica y Asia, donde el consumo de papel es excesivo y satisface en gran medida necesidades suntuarias de consumidores que habitan, gran parte de ellos, muy lejos de los lugares donde la madera se produce.



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