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viernes, 17 de julio de 2015

Propuesta nueva clasificación para las avispas de las agallas

Las avispas de las agallas representan una de las interacciones planta-insecto más interesante de las que se producen en la naturaleza, ya que estos insectos son capaces de manipular la genética y la fisiología de la planta en su propio beneficio. Un equipo de científicos ha descubierto nuevos datos de la historia evolutiva de esta especie.

Agalla de Andricus kollari mostrando en su interior larvas inquilinas de una especie de Synergus, perteneciente al principal  linajes de inquilinos en agallas de cinípidos de los robles.
José Luis Nieves-Aldrey

Un equipo internacional, con participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha presentado el primer estudio integral de las relaciones filogenéticas o de parentesco de las avispas de las agallas, es decir, de los insectos himenópteros de la familia Cynipidae. Esta clasificación revisada divide la familia en 12 tribus de las cuales cuatro se proponen como nuevas: Aulacideini, Phanacidini, Diastrophini y Ceroptresini.

Los datos se han obtenido mediante el estudio morfológico y molecular de más de 100 especies de cinípidos de todo el mundo que representan todos los linajes conocidos y la mayoría de los géneros de la familia.

Una avispa de las agallas de los robles en el momento de
depositar sus huevos en una yema de roble. /MNCN

Las avispas de las agallas representan una de las interacciones planta-insecto más interesantes de las que se producen en la naturaleza, ya que estos insectos son capaces de manipular la genética y la fisiología de la planta en su propio beneficio.

Dentro de las agallas viven asociadas microcomunidades de insectos integradas por especies inquilinas parasitoides y sucesores formando redes tróficas complejas. Estas avispas y sus comunidades asociadas pertenecen al orden de los himenópteros, uno de los cuatro grandes grupos hiperdiversos de insectos, que agrupa más de 200.000 especies entre las que se encuentran hormigas, abejorros o abejas entre otros.

Agallas de cinípidos en quejigo (Quercus faginea). Obsérvense las bellotas al lado de las agallas que muchas veces son confundidas con frutos. / MNCN

“Gracias a esta investigación hemos podido confirmar que los cinípidos, o avispas de las agallas, son muy conservadores en la elección de sus plantas hospedadoras y que la expansión de sus linajes asociada a plantas herbáceas   se ha producido de manera repetida sobre diferentes grupos de plantas no relacionadas entre sí”, explica José Luis Nieves-Aldrey, investigador del MNCN.

Algunas especies de avispas de las agallas tienen mucha relevancia agroforestal ya que pueden atacar distintos árboles de la familia de las fagáceas, como las  encinas, los alcornoques y los robles. De hecho, la avispita del castaño, Dryocosmus kuriphilus, una especie invasora de reciente introducción en España, se ha convertido en una importante plaga para la producción del fruto de este árbol.

“Conocer mejor las interacciones de estos insectos con las plantas puede ayudar a mejorar el tratamiento de este tipo de plagas”, comenta Nieves-Aldrey.

Una sorprendente teoría evolutiva

Los resultados del estudio refutan algunas de las hipótesis evolutivas previas, basadas solo en datos morfológicos, que se manejaban respecto a la evolución de este grupo de insectos.

Hasta ahora se asumía que el origen de las avispas de las agallas estaba en el hemisferio norte y que, partiendo de la inducción de agallas en plantas herbáceas, se extendieron rápidamente a plantas leñosas y árboles, fundamentalmente fagáceas del género Quercus.

Agalla de Diastrophus rubi en los tallos de la zarzamora (Rubus spp.). / MNCN

“Nuestros resultados sugieren un escenario diferente, más complejo, en el que las primeras avispas de las agallas estuvieron asociadas con plantas leñosas del hemisferio sur a la vez que se encuentran evidencias de un posible origen múltiple de los cinípidos inductores de agallas”, aclara el investigador.

En cuanto a los grupos de cinípidos inquilinos que viven en las agallas, las teorías previas apuntaban a que se trataba de un grupo monofilético (especies cuyos miembros descienden de una misma especie troncal compartida exclusivamente por ellos) que habrían surgido a partir de los verdaderos inductores de agallas tras perder la facultad de inducirlas por sí mismos. Los resultados del estudio apuntan, por el contrario,  a un origen múltiple, polifilético, de los inquilinos.

“Una interesante hipótesis que se deriva del estudio es que la facultad de inducción de las agallas pudo surgir en los cinípidos a partir de distintos linajes de inquilinos en agallas de otros himenópteros, de lo que encontramos ejemplos actuales en los bosques de Nothofagus del sur de Chile, apunta José Luis Nieves-Aldrey.

“Las relaciones de las diferentes tribus de cinípidos no han quedado completamente resueltas en el análisis, por lo que la cuestión del origen y evolución ancestral de este grupo de insectos inductores de agallas tiene aún muchos puntos oscuros que se irán dilucidando a medida que hagamos análisis más profundos, algunos de los cuales están ya en marcha”, concluye Nieves Aldrey.

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