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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Crecer hasta la muerte.

Un estudio sugiere que los huesos de algunos dinosaurios seguían creciendo toda su vida.


Hace unas semanas, en ocasión de la reunión de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados en Los Ángeles, Jack Horner, del Museo de las Rocosas en Bozeman, Montana, presentó sus investigaciones sobre los huesos fosilizados de algunos dinosaurios de la colección del mismo museo. En la mayoría de los ejemplares estudiados, observó que el tamaño del cuerpo de estos animales seguía creciendo, en el momento de su deceso.

Horner se centró en el análisis de capas óseas superficiales en fósiles etiquetados como «jóvenes», que suelen mostrar la existencia de canales a través de los cuales se extendían los vasos sanguíneos, así como de grandes grupos de osteocitos (células necesarias para la formación de los huesos). No obstante, encontró indicios similares de crecimiento también en algunos fósiles de ejemplares adultos, cuyo esqueleto, en la mayoría de los animales «modernos», tiende a dejar de desarrollarse una vez alcanzada la madurez.


Vista esquemática de un esqueleto de Allosaurus

El paleontólogo detectó ese fenómeno en fósiles de Allosaurus, un animal con una longitud típica de 10 metros y que llegaba a medir 13 en el momento de su muerte, además de seis muestras de Tyrannosaurus rex. Cuando uno de los asistentes a la reunión preguntó a Horner si alguno de los huesos del legendario dinosaurio contenía ese tipo de capas óseas, el investigador contestó con una sonrisa: «Creo que todos los ejemplares de T. rex encontrados hasta la fecha seguían creciendo en el momento de su muerte».

Horner también afirmó que, más que a los huesos largos, este proceso parece afectar a los que determinan el tamaño que presentaba el dinosaurio en su vejez. Por tanto, un fósil de T. rex no es ni más alto ni más largo tras su muerte, sino un poco más voluminoso.

"Durante años hemos encontrado diferentes formas de esqueletos muy parecidas entre ellas», comenta Kevin Padian, paleontólogo de la Universidad de California en Berkeley, que no ha participado en el estudio. «Algunos investigadores han sugerido que las más robustas pertenecían a los machos y las más gráciles a las hembras. Otros han argumentado que procedían de especies diferentes. Al parecer, solo corresponden a edades distintas".

[Fuente]
http://www.investigacionyciencia.es/noticias/crecer-hasta-la-muerte-11599

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