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martes, 30 de junio de 2015

Eomellivora piveteaui, un mustelido de 9 millones de años.

Un equipo internacional de científicos, que cuenta con participación española, ha descrito el cráneo y la mandíbula más completos del mustélido gigante Eomellivora piveteaui encontrados en el Cerro de los Batallones (Madrid).

Reconstrucción del mustélido gigante, Eomellivora piveteaui, a partir del fósil de cráneo.
La imagen será portada del próximo número de la revista Journal of Vertebrate Paleontology.
Adam Hartstone Rose

El buen estado de los fósiles ha permitido hacer un estudio de las relaciones de parentesco que demuestra, por un lado, la existencia de cuatro especies dentro del género Eomellivora y, por otro, que el pariente vivo más cercano de Eomellivora es el actual tejón de la miel, Mellivora capensis.

Eomellivora piveteaui, una especie que se describió por primera vez en 1965 a partir de restos muy fragmentados, era un animal carnívoro y voraz. Su capacidad de romper huesos lo convertía en un depredador muy versátil y activo de la fauna del Mioceno Superior.

“Los fósiles estudiados indican que tenía aproximadamente el tamaño de un pastor alemán, lo que nos hace pensar que, igual que el tejón de la miel es capaz de repeler el ataque de hienas o leones, podría haber plantado cara a los grandes tigres dientes de sable que convivieron con él”, explica el paleontólogo del Instituto de Geociencias y la Universidad Complutense, Alberto Valenciano Vaquero.

En la actualidad, la familia de los mustélidos, que pertenece al orden de los carnívoros, está formada por comadrejas, hurones, martas, tejones o nutrias. Son animales, tanto terrestres como acuáticos, de pequeño tamaño, cuerpo alargado y patas cortas, que se encuentran distribuidos por todo el planeta.

La aplicación de nuevas tecnologías

Situado en Torrejón de Velasco (Madrid), el Cerro de los Batallones, que este año celebra su 25 aniversario, es uno de los yacimientos de mamíferos carnívoros más importantes de todo el registro fósil del planeta para el Mioceno Superior (época que va desde hace 11 a cinco millones y medio de años).

“Este yacimiento es casi un catálogo de la fauna que habitaba esta región hace nueve millones de años. En 25 años hemos encontrado esqueletos completos de tigres dientes de sable, osos emparentados con el panda gigante actual, rinocerontes, jirafas, parientes del actual panda rojo, mustélidos, mastodontes, aves rapaces, tortugas gigantes o lagartos, entre otros”, comenta Jorge Morales, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y responsable del yacimiento.

Con ayuda de un escáner láser superficial portátil, los investigadores han creado modelos virtuales tridimensionales que, además de imprimirse, pueden visualizarse desde un archivo pdf.

“Los modelos en pdf que hemos creado complementan la información de la fotografía clásica y pueden suponer una herramienta con mucho potencial en el futuro de la paleontología de vertebrados”, concluye Valenciano.

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Biodiversidad Antártica

La diversidad de plantas y animales en la Antártida es más rica de lo que se pensaba, según un estudio divulgado hoy en Australia que registró más de 8.000 especies en la región marina del continente blanco.

"Esto es considerablemente más de lo que nadie se imaginó", dijo el líder de este trabajo científico liderado por la Universidad de Melbourne, Steven Chown,  al referirse a estos hábitats.


"Pero la verdadera e impresionante diversidad radica en el mundo de los microbios. Por ejemplo, los sistemas de agua dulce de la Antártida poseen en realidad la mayor diversidad (de virus que existen en libertad) que en cualquier otro lugar estudiado", agregó el científico.

La investigación, publicada en la revista Nature, señaló que si bien existe una gran diversidad en todo el continente y en el océano Antártico, se necesitan adoptar más acciones para proteger y conservar a estas especies.

El estudio precisó que las áreas de protección especial en los parques nacionales terrestres y las áreas marinas existentes, especialmente en el Mar de Ross, son demasiado reducidas en comparación a los objetivos del Plan Estratégico de la Convención sobre Diversidad Biológica 2011-20.

"Es sorprendente que la proporción de áreas protegidas sean bastante reducidas en la Antártida", acotó Chown, quien trabajó en esta investigación con expertos de la Investigación Antártica Británica, la neozelandesa Universidad de Waikato y la Universidad Nacional Australiana.

Las áreas terrestres que no están cubiertas de hielo y que están protegidas suponen el 1,5 por ciento, en comparación al objetivo global fijado en la Convención sobre Diversidad Biológica que señala que para 2020 debemos conservar el 17 por ciento de las áreas terrestres.

"Esto da una idea de cuán alejada está la Antártida de ese objetivo. Uno espera que la Antártida sea mejor en ese sentido", acotó Chown.

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domingo, 28 de junio de 2015

Bosques de verdad para Chile

Por José Yáñez

A menudo decimos de Chile que es una isla, tan lejos y rodeada de barreras infranqueables como el océano, la cordillera, el desierto y el hielo. Esa condición aislada ha significado la formación de uno de los bosques templados más notables del planeta. Estos presentan un altísimo nivel de endemismo (es decir, especies que sólo existen en ese lugar del planeta), especies que se encuentran entre las más longevas del mundo (como el Alerce y la Araucaria), y una inusual diversidad de especies de arbustos, enredaderas, musgos, líquenes, helechos y hongos. Esta naturaleza generosa ancestralmente satisfacía parte importante de las necesidades de las comunidades indígenas y campesinas en cuanto a materiales para viviendas, utensilios, embarcaciones y alimentación.



Chile hasta hace 40 años tenía todavía el privilegio de contar con las reservas de bosques templados más relevantes del hemisferio sur. Pero esto pareció no importar cuando, a partir del año 1974 con el dictamen del Decreto ley 701 se legalizó, sin debate público, un modelo de desarrollo forestal que terminó basándose  en plantaciones de monocultivos exóticos de especies tales como Pino insigne (Pinus radiata) o Eucalipto (Eucaliptus sp). Y así fue como estas plantaciones empezaron a invadir los suelos forestales, y en muchos casos agrícolas, de las regiones del Maule, Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, suelos que en una importante proporción estaban cubiertos de bosques nativos.

Y sigue ocurriendo: retrocede el bosque y avanzan las plantaciones. Retrocede el bosque y Chile se empina como uno de los grandes productores de celulosa del mundo. A esto le llamamos desarrollo forestal.
Los monocultivos de árboles a gran escala son perjudiciales

  1. Porque se componen de árboles de una sola especie, mejorada genéticamente y de rápido crecimiento, plantados en bloques homogéneos de la misma edad, donde se impide el desarrollo de la vegetación y la fauna no encuentran alimento alguno ni refugio apropiado. 
  2. Porque generan pocos empleos, en general de muy baja calidad, casi todos de carácter temporal y con bajos salarios. Con las plantaciones la población rural emigra en particular hacia los cinturones de miseria de las ciudades, debido a la transferencia de sus tierras a las empresas forestales, y al impacto generado por la disminución de agua por efecto de las plantaciones, y por los problemas de salud asociado a uso de pesticidas en las plantaciones, entre otros factores que obligan a campesinos e indígenas a abandonar su estilo de vida. Prueba de lo anterior es que las regiones donde se concentra la gran masa de plantaciones exóticas en Chile, es decir donde se generan los grandes capitales, los índices de desarrollo humano son los peores del país. Desde el año 1997 al 2007 el empleo generado por el sector forestal se ha mantenido a niveles anuales similares. En el año 1997 este sector empleó a 133.167 trabajadores y en el año 2007 a 134.006. De ellos, solo el 25 a 30% tiene contrato permanente y el 82% está bajo la línea de la pobreza, sin embargo el aumento del área plantada y de la infraestructura industrial ha sido enorme. En Chile existen actualmente 13 plantas de celulosa que operan un total de 17 líneas de producción. El año 2005 se produjeron en Chile 3,3 millones de toneladas de celulosa. Chile se encuentra entre los cinco primeros países exportadores de celulosa del mundo.
  3. Porque una plantación comercial sólo produce un gran volumen de madera principalmente para pulpa en comparación con la multiplicidad dw productos que esos mismos suelos habrían podido generar de fomentarse actividades productivas en esas áreas bajo un enfoque multiproductivo (ganadería, productos forestales no maderables, turismo, agricultura, etc.) 
  4. Porque las plantaciones forestales exóticas no mejoran el medio ambiente. Al contrario, se empobrecen los suelos por inadecuados manejos (talas rasas), la disponibilidad de agua disminuye, se reduce la biodiversidad, se contaminan los suelos y aguas, se altera el paisaje, y se afecta la salud de las comunidades aledañas. 
  5. Por último, se dice que las plantaciones son necesarias para que todos podamos usar papel. Gran parte de la madera y celulosa producida en América Latina no está destinada a producir papel para abastecer a la población de la región, sino a la producción y consumo de papel y cartón en Europa, Norteamérica y Asia, donde el consumo de papel es excesivo y satisface en gran medida necesidades suntuarias de consumidores que habitan, gran parte de ellos, muy lejos de los lugares donde la madera se produce.



viernes, 26 de junio de 2015

Hallucigenia sparsa

El estudio de un grupo de fósiles hallados en Canadá ha permitido conocer nuevos detalles sobre la Hallucigenia sparsa, una criatura con forma de gusano que vivió hace 508 millones de años, y de cuya famila derivan buena parte de los invertebrados actuales.

Reconstrucción del aspecto de Hallucigenia sparsa / Danielle Default

“Este animal medía entre 10 y 50 milímetros, tenía la forma de un palo de hockey y era delgado como un alfiler”, cuenta a Sinc Martin R. Smith, paleontólogo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) que ha liderado el trabajo publicado en la revista Nature.

El experto describe al animal: “Catorce espinas sobresalían de su espalda y, de cada dos, asomaban de su cuerpo dos delgadas patas, cada una de las cuales terminaba en una par de garras”.

Este peculiar aspecto ha generado gran confusión entre los científicos. Cuando se identificaron los primeros restos en los años 70, la reconstrucción de la Hallucigenia fue completamente a la inversa, es decir, los expertos pensaron que las espinas eran tentáculos, al igual que las piernas, y que la cabeza era la cola.


El análisis de casi 100 fósiles encontrados en la ladera de una montaña del Parque Nacional de Yoho, en las Montañas Rocosas de Canadá, permitió a Smith y su equipo resolver las dudas que todavía quedaban sobre dónde se situaba la cabeza.

Asimismo, los investigadores también aclararon que lo que se pensaba que podía ser la cola, en realidad no formaba parte del cuerpo del animal, sino que era una mancha formada por los fluidos en descomposición generados tras su muerte.

Un gusano con dientes

“Cuando pusimos los fósiles en el microscopio ya esperábamos encontrar un par de ojos, pero nuestra sorpresa vino cuando también hallamos unos dientes que nos sonreían”, relata Smith.

Las imágenes que obtuvieron mostraban una cabeza pequeña pero alargada, con unos ojos proporcionalmente normales y, debajo de ellos, una boca con una fina hilera de dientes, que actuaba como una válvula que evitaba que la comida se cayera cuando el animal absorbía más alimento.

“Esta dentadura supone una morfología compleja para una especie tan antigua. Esperábamos hallar una anatomía más primitiva”, manifiesta el científico.

Uno de los fósiles de Hallucigenia hallados en Canadá / Martin R. Smith

Relación con otras especies

Hallucigenia vivió durante la explosión cámbrica, un período de gran desarrollo evolutivo que empezó hace casi 500 millones de años, del que provienen los grandes grupos animales del registro fósil. Está clasificada dentro de la familia de los panartrópodos, de la que derivan especies como los gusanos de terciopelo y los artrópodos, una categoría que incluye a los arácnidos, insectos y crustáceos

“Nuestros hallazgos permiten saber que estas especies alguna vez tuvieron partes bucales complejas que se fueron simplificando: estos grupos perdieron sus dientes a medida que fue avanzando la evolución”, concreta Smith.

Además, este sistema bucal es similar al hallado en las cycloneuralia, un taxón que incluye a gusanos que mudan de piel, como las lombrices intestinales y los priapúlidos.

“Por tanto, podemos confirmar morfólogicamente que todas las especies que cambian de piel –los panartrópodos y los cycloneuralia– comparten un ancestro común, algo que hasta ahora solo se había podido determinar a través del análisis molecular del ADN”, concluye el investigador.

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El origen de la dentadura de los vertebrados

Científicos del Reino Unido proponen hipótesis del origen de los dientes en los vertebrados. Es bien sabido que los dientes no son crecimientos originales de las mandíbulas y que su origen morfológico y evolutivo está en la armadura dérmica de los primeros gnatostomados ("peces" con mandíbulas). El asunto es que siempre se ha usado el modelo de los dentículos dérmicos de los tiburones sin mucho éxito. En este estudio se analiza la formación de dentículos en las placas dentales de Romundina stellina, un placodermo del Devónico temprano. El modelo propuesto sitúa el origen de los dientes como acreciones de dentículos en las placas dentales de los placodermos (como se ve en la imagen). Estos dentículos incrementarían de tamaño al añadirse nuevos elementos y capas de esmalte, formando los dientes.


UK scientists proposed a new hypothesis of the origin of the teeth in vertebrates. It is well known that the teeth are not original growth of the jaws and their morphological and evolutionary origin is in the dermal armor of the first gnathostomes ("fish" with jaws). The issue is that it has always used the model of dermal denticles of sharks without much success. In this study the formation of denticles in dental plates of Romundina stellina an early Devonian placoderm is analyzed. The proposed model places the origin of the teeth as accretions of denticles in the dental plates of placoderms (as seen in the image). These denticles would increase in size adding new elements and layers of enamel, making teeth.



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Baryonyx walkeri


Este gran depredador vivió en el período cretácico, hace alrededor de 125 millones de años.   Una foto de William Walker, quien descubrió este dinosaurio en 1983, nos permite dimensionar en parte el tamaño de este depredador.





jueves, 25 de junio de 2015

El nado del ammonite

Sobre si los ammonites podían o no nadar, existen dos hipótesis. La primera postula que vivían en el fondo del mar. La otra, sin embargo, ha venido defendiendo la idea de que eran capaces de nadar valiéndose de sus conchas, que disponían de cámaras llenas de gas para compensar tanto el peso de estas como el de su cuerpo blando, manteniéndolas con una capacidad de flotación neutra.

Los investigadores de la Universidad del Ruhr en Bochum han estado estudiando
criaturas marianas extintas utilizando rayos X de alta resolución.
Aquí se ve un fósil de un ammonites. (Foto: René Hoffmann. © RUBIN)

Utilizando técnicas de observación de vanguardia, unos paleontólogos de la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, y expertos de otras instituciones, han estado examinando minuciosamente restos de esas criaturas marinas extintas. El método utilizado es una técnica especial de tomografía computarizada de alta resolución.

El equipo internacional de René Hoffmann investigó cuánta flotabilidad podría generar la concha de los ammonites. Primero, los investigadores desarrollaron una técnica de evaluación fiable para sus imágenes de tomografía computerizada, utilizando conchas de nautilos como objeto de prueba. Su método les permite ahora determinar de forma precisa los volúmenes de las conchas examinadas y calcular su peso, así como los volúmenes de las cámaras llenas de gas. Los datos así obtenidos indican la capacidad de flotación generada por la concha.

Los últimos análisis, complementados con otros datos biológicos procedentes de animales actuales, proporcionan nuevas evidencias de que los ammonites podían nadar usando su concha, de una forma muy parecida a cómo lo logran los nautilos de hoy.

 Ammonite Epivirgatites, rodeado de ictiosaurios bebé.
Ilustración por Andrey Atuchin


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    Huellas humanas de 13.000 años en Canadá.

    La primera huella fue descubierta durante el otoño pasado en arcilla en las orillas de la isla Calvert, a 500 kilómetros al noroeste de Vancouver

    Huellas humanas fosilizadas, que se remontan a más de 13.000 años, y que por lo tanto serían las más antiguas de América del Norte, fueron descubiertas en una isla frente a la costa oeste de Canadá. El descubrimiento apoyaría una nueva teoría en la que se afirma que los primeros habitantes de América del Norte poblaron el continente desde Alaska y viajaron en barco por la costa en lugar de a pie a través del interior


    Huellas humanas fosilizadas, que se remontan a más de 13.000 años, y que por lo tanto serían las más antiguas de América del Norte, fueron descubiertas en una isla frente a la costa oeste de Canadá, según ha anunciado un equipo de arqueólogos.

    La primera huella fue descubierta durante el otoño pasado en arcilla en las orillas de la isla Calvert, a 500 kilómetros al noroeste de Vancouver, según indican en un comunicado los arqueólogos Duncan McLaren y Daryl Fedje de la universidad de Victoria (Columbia Británica).

    Una expedición en esta isla en mayo permitió el hallazgo de doce huellas. Se trata, según McLaren, de las de dos adultos y un niño que estuvieron reunidos alrededor de una fuego. Pruebas de carbono 14 concluyeron que estas huellas datan de hace 13.200 años. Sin embargo, se necesitarán más pruebas para confirmar estos resultados.

    Nuevas hipótesis.

    "Hasta donde sabemos, estas serían las huellas más antiguas descubiertas hasta la fecha en América del Norte", subraya McLaren. Este descubrimiento, afirma, apoyaría una nueva teoría en la que se afirma que los primeros habitantes de América del Norte poblaron el continente desde Alaska y viajaron en barco por la costa en lugar de a pie a través del interior de las tierras.

    "No hay manera alguna de ir a la isla Calvert si no es en barco, y esto es tan cierto ahora como hace 13.000 años", enfatiza McLaren. Huellas similares, que se remontan a 14.500 años de antiguedad, fueron descubiertas en 1997 en Monte Verde, en Chile, lo que las convierte en los signos de actividad humana más antiguos en el continente americano.

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    miércoles, 24 de junio de 2015

    Virus de los ambientes polares podrían haber evolucionado de forma independiente en la historia reciente

    Bajas temperaturas, ausencia de luz en invierno y pocos nutrientes son las condiciones extremas a las que se enfrenta la compleja comunidad de virus que habita el Ártico. Investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas –CSIC- y la Universidad Autónoma de Madrid) han descrito por primera vez la composición genética de los virus presentes en lagos árticos. El trabajo, publicado en la revista Science Advances, demuestra que la gran mayoría de virus descritos no tiene similitudes con los de otros ambientes naturales, ni siquiera con los de la Antártida, adaptados a similares condiciones climáticas extremas.

    Los virus son las entidades biológicas más abundantes y diversas del planeta, pero al mismo tiempo son los grandes desconocidos en muchos ecosistemas. Las nuevas tecnologías de secuenciación masiva están permitiendo a los virólogos identificar a nivel genético comunidades complejas de virus en ambientes naturales, y está cambiando su percepción acerca de los virus y cómo son capaces de influir en el equilibrio de estos ecosistemas.

    Los investigadores han determinado más de 35 millones de secuencias de los genomas de estos virus. “Nueve de cada diez no tiene parangón con los virus descritos hasta el momento en diferentes ambientes naturales”, explica el investigador del CSIC Daniel Aguirre de Cárcer.

    “Este estudio complementa la descripción que publicamos hace años de la comunidad de virus en la Antártida y demuestra que los virus que habitan los ambientes extremos de las regiones polares podrían haber evolucionado de forma independiente en la historia reciente, un dato de gran relevancia para entender las interconexiones de los ecosistemas del planeta”, precisa el investigador del CSIC y líder del estudio Antonio Alcamí.

    Los experimentos se han llevado a cabo en colaboración con el Centro Universitario de Svalbard (Noruega) en lagos del archipiélago Svalbard, a 1.300 kilómetros del Polo Norte y una de las últimas tierras antes del océano glacial ártico. El conocimiento de esta comunidad de virus permitirá evaluar en futuros estudios el impacto del cambio climático en los microorganismos de las regiones polares.



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    Pappochelys, el origen de las tortugas

    Escribir la historia evolutiva de las tortugas no ha sido tarea fácil debido a la escasez de fósiles que existe entre los reptiles primitivos sin caparazón y las tortugas modernas. Ahora, un equipo internacional de científicos ha descubierto un nuevo ejemplar en el lago Vellberg (Alemania), de 240 millones de años de antigüedad, que haría de puente entre los ancestros y los miembros actuales de estos reptiles. Pappochelys (“abuelo” y “tortuga” en griego) es el nombre que le han dado.


    Reconstrucción del cuerpo de Pappochelys. / Rainer Schoch


    Durante mucho tiempo, el origen y la evolución temprana de las tortugas ha sido uno de los temas de la zoología que ha generado mayor polémica. La falta de fósiles que permitieran explicar la transición desde los ejemplares primitivos hasta los actuales, junto con la diversidad de opiniones entre paleontólogos y expertos en evolución molecular contribuía a alimentar la controversia.

    Estas diferencias se solventan con el estudio publicado hoy en Nature en el que se presentan los fósiles de Pappochelys, una tortuga primitiva encontrada en el lago Vellberg (Alemania) de 20 cm de largo y que data de hace unos 240 millones de años, del Triásico medio.

    Pappochelys no tenía caparazón pero, en su lugar, contaba con costillas anchas, características de criaturas del linaje de las primeras tortugas, y una serie de huesos a lo largo de su vientre. Sin embargo, entre sus características físicas, la clave se encuentra en la presencia de diápsidas (pequeñas aberturas que se encuentran detrás de la cuenca de cada ojo) en su cráneo.

    Las tortugas de hoy en día no tienen tales aberturas por lo que algunos paleontólogos pensaban que estas se habían desarrollado a partir de los arcosaurios (dinosaurios y aves)”, explica a Sinc Hans-Dieter Sues, investigador en el Museo de Historia Natural de Washington (EE UU) y coautor del estudio.

    De este modo, “las diápsidas dan la razón a la hipótesis de los evolucionistas moleculares que sostenían que estos reptiles procedían de la familia de los lepidosaurios (lagartos y serpientes) que actualmente presentan estos orificios”.

    Un puente en la evolución de las tortugas

    El hallazgo de los fósiles permite además crear un vínculo entre los ancestros más primitivos y los ejemplares de tortugas actuales. “Durante años no tuvimos una serie fósil cronológicamente completa de los ancestros de las tortugas”, explica el investigador alemán.

    Los restos de tortugas que disponíamos eran del Triásico tardío como Proganochelys y Proterochersis, también procedentes de Alemania, que ya habían desarrollado completamente sus caparazones”, añade el experto.

    Según el estudio, a diferencia de estos, Pappochelys presentaba una ampliación en la zona del vientre para permitir una mayor ampliación en la zona de las costillas, al no haber desarrollado caparazón.

    Esqueleto del cuerpo de Pappochelys visto desde el lateral. / Rainer Schoch

    El origen del caparazón

    En este sentido, el científico comenta que “este tronco grueso permitió que los huesos y los nervios se fusionaran entre sí, que es lo que muchos embriólogos sostienen como el origen del desarrollo del caparazón de las tortugas”.

    Los fósiles de Pappochelys se encontraron en los alrededores de un lago, lo que indica que las primeras tortugas habitaban zonas húmedas. “Es probable que este animal viviera una gran parte de su vida en un lago de agua dulce junto a una rica fauna de peces, anfibios y pequeños reptiles", apunta a Sinc Sues.

    Para los investigadores, el esqueleto de este nuevo ejemplar lo convierte en el intermediario perfecto entre el Eunotosaurus, la tortuga más antigua conocida hasta ahora, de 260 millones de años de antigüedad, y las tortugas posteriores.  

    Referencia
    • Rainer R. Schoch & Hans-Dieter Sues. “A Middle Triassic stem-turtle and the evolution of the turtle body plan”. Nature. Doi: 10.1038/nature14472. 24 de junio de 2015.

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    Extrañas muertes de ballenas en las últimas semanas en Alaska

    A la misteriosa muerte de cerca de una veintena de ballenas Sei, en la región de Aisen (Chile), reportada en mayo de este año, ahora se suman los informes que hablan de que desde fines de ese mismo mes, una cifra anormalmente alta de ballenas del tipo conocido como ballena de aleta o rorcual común, casi una decena en el momento de escribir estas líneas, han sido descubiertas flotando muertas en aguas de la zona que va desde la isla de Kodiak hasta más o menos la de Unimak, cerca de la costa de Alaska.

    Ballena de aleta. (Foto: Marjorie Foster / NOAA)

    Estas muertes son por ahora un misterio. Para empezar, esa cifra de muertes en un área geográfica tan pequeña y en tan poco tiempo es muy extraña. “Raramente vemos más de un cadáver de rorcual común cada par de años”, subraya al respecto Kate Wynne, experta en mamíferos marinos y profesora en la Universidad de Alaska en Fairbanks, Estados Unidos.

    Otro detalle enigmático es que todos los individuos fallecidos encontrados son de una sola especie, con la excepción de una ballena jorobada encontrada en un lugar diferente. Así que parte del misterio es, ¿por qué precisamente ballenas de aleta? ¿Por qué no individuos de especies que acostumbran a ser sus presas? ¿Por qué no hay otros consumidores en el ecosistema apareciendo afectados por una mortandad similar? Si se tratara de una intoxicación típica, los efectos se propagarían por una parte significativa de la cadena alimentaria.

    Las ballenas de aleta, una especie en peligro, crecen hasta los 21 metros (unos 70 pies). Constituyen uno de los tipos de ballenas barbadas. Con las “barbas” que tienen en sus bocas filtran el agua de mar, atrapando copépodos, krill y pequeños peces. Las ballenas se alimentan moviéndose en formaciones muy compactas, de manera que Wynne piensa que las ballenas muertas pudieron consumir algo tóxico hacia la semana del 20 de mayo.

    Muestras de cadáveres de ballenas están siendo analizadas en un laboratorio en busca de huellas de biotoxinas. Las autoridades, y el público en general, al que se ha pedido su colaboración, están vigilando el medio ambiente, por si aparecieran otras señales inquietantes, como por ejemplo peces y aves muertos en cantidades anormalmente altas o en circunstancias extrañas, o cualquier cosa que parezca infrecuente, a fin de intentar aclarar el enigma de estas ballenas muertas.

    Wynne y sus colegas están analizando las ubicaciones de los cadáveres hallados, recogiendo muestras de agua para buscar proliferaciones masivas de algas nocivas y registrando cambios en la temperatura del agua marina.

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    martes, 23 de junio de 2015

    Paraceratherium

    Paraceratherium (gr. "bestia casi cornuda") es un género extinto de mamíferos perisodáctilos, suborden Ceratomorpha de la familia Hyracodontidae. Se han descrito cinco especies diferentes, pero tanto las relaciones entre dichas especies como las relaciones a nivel de género han generado una controversia que aún dura actualmente, un siglo después del descubrimiento de los primeros fósiles.


    Serían los mamíferos terrestres mayores de todos los tiempos, con una altura de cinco metros y medio en la cruz y de siete metros y medio en la cabeza, y ocho metros de longitud (sin contar la cola). Las estimaciones del peso de los paraceraterios varían, pero oscilan en torno a las quince toneladas. Los paraceraterios, al ser ceratomorfos, están relacionados con los rinocerontes actuales. Sin embargo, a diferencia del rinoceronte blanco, se alimentaban arrancando las hojas de los árboles. Tampoco tenían cuernos. Los animales de este género aparecieron en Asia central durante la primera mitad del periodo Oligoceno, hace aproximadamente treinta millones de años, y se extinguieron a mediados del periodo Mioceno, hace 16,6 millones de años.




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    lunes, 22 de junio de 2015

    Mystacina miocenalis, nuevo fósil de murciélago

    Se trata de un murciélago que habito Nueva Zelanda, hace 16 millones de años y tenía un tamaño aproximadamente tres veces a los actuales representantes.


    Los fósiles se encontraron cerca de Central Otago, en la Isla del Sur, en el sedimento remanente de un vasto conjunto prehistórico de agua conocido como Lago Manuherikia, que formaba parte de una selva subtropical más cálida durante la era del Mioceno temprano, entre hace 16 y 19 millones de años.

    La nueva especie, Mystacina miocenalis, que se describe en un artículo publicado en la edición de este miércoles de Plos One, se relaciona con otro murciélago, Mystacina tuberculata, que aún vive en antiguos bosques de Nueva Zelanda.

    “Nuestro descubrimiento muestra por primera vez que los murciélagos Mystacina han estado presentes en Nueva Zelanda durante más de 16 millones de años, viviendo en hábitats con vida vegetal y fuentes de alimentos muy similares”, dice la autora principal y paleontóloga de vertebrados Suzanne Hand, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Australia.

    Los únicos mamíferos terrestres nativos de Nueva Zelanda son tres especies de murciélagos, dos de ellas pertenecientes al género Mystacina, una de las cuales fue vista por última vez en la década de 1960. Se les conoce como murciélagos de madriguera, ya que se alimentan en el suelo bajo la hojarasca y la nieve, así como en el aire, hundiendo las muñecas y con los pies hacia atrás, manteniendo sus alas fuertemente plegadas.



    Se cree que estos murciélagos tienen una historia antigua en Nueva Zelanda, pero hasta ahora, el fósil más antiguo de un murciélago Mystacina en Nueva Zelanda era de una cueva en la Isla Sur, que data de hace 17.500 años. Este último descubrimiento obliga a un replanteamiento de cuándo llegaron por primera vez estos peculiares murciélagos andantes a lo que hoy en día es Australia.

    “Esto nos ayuda a entender la capacidad de los murciélagos para establecer poblaciones en las islas y las condiciones climáticas necesarias para que esto suceda –señala Hand–. Los murciélagos son importantes polinizadores y dispersores de semillas que mantienen los bosques sanos. Entender la conectividad entre las faunas de murciélagos de las diferentes masas de tierra es importante para evaluar las amenazas de bioseguridad y las prioridades de conservación de los ecosistemas insulares frágiles”.

    La nueva especie tiene dientes similares a  su pariente contemporáneo, lo que sugiere una dieta amplia que incluye néctar, polen y fruta, así como insectos y arañas. Los huesos de las extremidades que se encontraron en el depósito también mostraron estructuras similares especializadas para caminar. En lo que difieren es en el tamaño del cuerpo: con un estimado de 40 gramos, el murciélago fósil es aproximadamente tres veces más pesado que su primo y el peso promedio superior al de 900 especies de murciélagos vivos.

    Mystacina miocenalis

    “El tamaño del murciélagos está limitado físicamente por las exigencias de vuelo y de la ecolocalización, ya que tiene que ser pequeño, rápido y preciso para perseguir insectos en la oscuridad”, explica Hand. “El inusualmente gran tamaño de este murciélago sugiere que realizaba menos vuelos de caza y atrapaba presas más pesadas de la tierra y frutos más grades que su primo”, detalla.

    El equipo también encontró una gran variedad de plantas, animales y fósiles de insectos en el lugar, lo que muestra que el ecosistema subtropical de 16 millones de años de edad parecía tener más temperaturas que hoy en día.

    El sitio de Lago Manuherikia ha sido un tesoro para los paleontólogos en los últimos años, proporcionando las ranas más antiguas de Nueva Zelanda, lagartos y aves terrestres, así como cocodrilos únicos y tortugas terrestres.

    “Sorprendentemente, los ecosistemas del Mioceno asociados con el murciélago fósil contienen los tipos de árboles utilizados hoy por "Mystacina" para dormir –dice Hand–. La mayoría de sus plantas de alimentos también están presentes, así como los artrópodos terrestres, incluyendo una variedad de escarabajos, hormigas y arañas, que estos murciélagos atrapaban en el suelo”.

    Referencia
    Suzanne J. Hand, Daphne E. Lee, Trevor H. Worthy, Michael Archer, Jennifer P. Worthy, Alan J. D. Tennyson, Steven W. Salisbury, R. Paul Scofield, Dallas C. Mildenhall, Elizabeth M. Kennedy, Jon K. Lindqvist. Miocene Fossils Reveal Ancient Roots for New Zealand’s Endemic Mystacina (Chiroptera) and Its Rainforest Habitat. PLOS ONE, 17 Jun 2015 DOI: 10.1371/journal.pone.0128871

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    Transición de bípedos a cuadrúpedos en Dinosaurios

    El estudio comparativo de las articulaciones de dinosaurios fósiles y caimanes actuales indica el modo en que se produjo esa transición.
      
    Todos los dinosaurios saltaban, caminaban o se movían pesadamente sobre las dos patas traseras. Pero en ocasiones algunos descansaban o corrían con las cuatro para lograr una mayor estabilidad. Con el tiempo ese rasgo evolucionó y los dinosaurios se convirtieron en cuadrúpedos. Durante la transición, las extremidades delanteras se mantuvieron más cortas que las posteriores, lo que llevó a plantear la cuestión de cómo compensarían la postura inclinada con sus miembros rechonchos. ¿Caminarían sobre sus “dedos” o sobre sus palmas? Una nueva investigación sugiere que lo hicieron sobre estas últimas: algunos dinosaurios primitivos y sus parientes próximos se habrían apoyado directamente sobre sus palmas delanteras.

    Los caimanes realizan una hiperextensión de sus dígitos
    cuando caminan con el cuerpo levantado. [ISTOCKPHOTO]

    Los dinosaurios se hallaban estrechamente emparentados con los antepasados de los caimanes y, por lo tanto, compartían muchas características estructurales con ellos. Ello llevó al biólogo Joel Hutson y a la geóloga Kelda Hutson a comparar la mecánica de las extremidades anteriores de los caimanes con la de fósiles de Postosuchus (pariente de los primeros dinosaurios y antepasado de caimanes y cocodrilos) para conocer mejor su movilidad articular.

    Midieron el movimiento de cada articulación en especímenes de caimanes en distintos estados: inalterados, sin escamas, sin músculos ni tendones, sin ligamentos y, por último, sin cartílago. El equipo comprobó que, en los especímenes que presentaban un contacto directo entre huesos, la capacidad de extensión se igualaba a la de los fósiles. También verificaron que, con el cartílago en su lugar, los dígitos del caimán se hiperextendían fácilmente hacia atrás, lo que sugiere que Postosuchus exhibiría también esa capacidad. Por consiguiente, quizás los dinosaurios que realizaron la transición desde el bipedismo también caminaron de ese modo (sobre las palmas y con los dedos hiperextendidos). Los resultados se publicaron en línea el pasado marzo en la revista Journal of Zoology.

    Las comparaciones de la amplitud de movimiento entre fósiles de dinosaurios y tejido fresco inalterado se han realizado en muy pocas ocasiones, según Mason Meers, biólogo de la Universidad de Tampa que investiga la evolución de la locomoción de los cocodrilos. «Esa labor lleva cien años de retraso», añade. Y aunque el estudio es reducido, en opinión de Joel Hutson, los resultados arrojan más luz sobre el modo extraño en que se desplazarían los primitivos dinosaurios. Por ejemplo, en el proceso de desarrollar cuatro patas dedicadas a la locomoción, estos podrían haber utilizado sus muñecas y palmas como si se tratara de zancos.

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    jueves, 18 de junio de 2015

    ¡Ha llegado carta! - Down House. Viernes 18 de junio de 1858


    Lo mismo que las obras de Shakespeare, el descubrimiento de la estructura en doble hélice del ADN y la proposición de la teoría de la evolución, no se han librado de protagonizar largos debates sobre su autoría. De Shakespeare algunos debaten si no sirvió de pantalla de otro contemporáneo, como Francis Bacon, a quien suponen más ilustrado. De James Watson y Francis Crick, que recibieron el Nobel por descubrir la estructura del ADN, se sabe que utilizaron sin permiso los datos obtenidos por Rosalind Franklin. A Charles Darwin se le acusa de retrasar deliberadamente la publicación de un escrito de Alfred Russel Wallace proponiendo exactamente lo que Darwin tenía esbozado sobre el origen de las especies y el papel que en ella tiene la selección natural, lo que en términos populares conocemos como “la evolución”. Se discutía si Darwin había ocultado durante un par de semanas el escrito que Wallace le envió desde las Molucas en la primavera boreal de 1858.

    Expulsando una pitón del techo de la cabaña. Wallace, un científico que si viviera hoy estaría posiblemente entre el grupo de los indignados, redactó en la jungla de las islas de las especias un texto, de una extensión menos de diez veces la de este artículo, describiendo todo lo que se necesitaba para exponer lo que ahora llamamos teoría de la evolución.

    Los acusadores de Darwin imaginaban que durante esos días habría perfilado su propio manuscrito usando las ideas remitidas por Wallace. De lo que no cabe duda es de que el 1 de julio de 1858 se presentó un resumen, tanto del manuscrito de Darwin como de la carta de Wallace en la reunión de la Sociedad Linneana de Londres. La polémica se centra en determinar si el correo de Wallace le llegó a Darwin el 3 o el 18 de junio. Lo difícil del caso es que no se conserva el original del correo de Wallace por lo que no parece que se pueda decidir la controversia de una manera sencilla.

    Correspondencia del siglo XIX. Un sobre que viajó de Galle (Sri Lanka) a Suez (Egipto) en el vapor Némesis cinco meses antes que la carta de Wallace.

    Quienes han propuesto que la carta llegó el 3 de junio se apoyan en que Wallace dijo haber enviado la carta a Darwin junto con otra que se ha conservado dirigida a su amigo, Frederick Bates hermano del naturalista Henry Walter Bates, quien la recibió en la ciudad de Leicester, como atestiguan los matasellos, el 3 de junio tras haber pasado ese mismo día por Londres. Esta carta a Bates tuvo que partir de las Molucas en el vapor del 9 de marzo. En aquellos tiempos los periódicos de las ciudades portuarias registraban las llegadas y partidas de los vapores por lo que al menos es posible precisar las fechas en las que partía el correo.

    El vapor Pekín capeando un tifón. En este navío de la compañía P&O pudo viajar la carta de Wallace en el tramo desde Singapur hasta Galle (Sri Lanka) del 1 al 14 de mayo.

    Se publicó en 2011 ahora otra interpretación, que vindicaría la integridad de Darwin, al menos en cuanto a la comunicación de la recepción de la carta, y que se basa en la hipótesis de que Wallace no pudo remitir las dos cartas a la vez, sino que la dirigida a Darwin se habría enviado el 5 de abril, casi un mes más tarde que la de Bates. En tal caso los autores de esta nueva interpretación nos aseguran que se podría trazar todo el recorrido de la carta desde su salida del puerto de Ternate ese 5 de abril hasta su llegada a Londres el 18 de junio.

    El largo viaje del correo en el siglo XIX. El trayecto del correo entre Indonesia e Inglaterra seguía las rutas establecidas por el comercio con Europa. Las fechas indican en qué momento pasaba la carta de Wallace desde Ternate a Down House según la interpretación que exculpa a Darwin.

    En su viaje habría navegado pasando Yakarta, Singapur, Galle (en Sri Lanka), y Suez. Desde Suez sería transportada por vía terrestre y fluvial a Alejandría - el Canal de Suez  no se abrió a la navegación hasta el 17 de noviembre de 1869. Pasando por Malta y Gibraltar llegaría a Southampton el 15 de junio y de allí tardaría otros dos días para recorren en ferrocarril el camino hasta Londres, llegando a Down House, el hogar de Darwin en el condado de Kent, el viernes 18.

    De Suez al Nilo. Para atravesar el desierto se transportaba el correo en camellos, desde allí se proseguía el viaje en bote por el Nilo hasta Alejandría.

    Asegurar, como sostienen los autores de la reivindicación de Darwin, que Wallace no pudo enviar las dos cartas al tiempo es algo más complejo. Según ellos Wallace mencionaba en su carta que a Charles Lyell le había gustado un artículo suyo de 1855. Y la opinión de Lyell, un influyente geólogo escocés amigo de Darwin, solo pudo leerla Wallace en la carta que Darwin le escribió el 22 de diciembre de 1857. Haciendo otra labor de rastreo de esta nueva carta se deduce que la fecha más probable en la que pudo recibirla Wallace hubiera sido a principios de marzo, exactamente el mismo día 9. Dejaría este calendario muy poco tiempo para que Wallace la hubiera contestado, exactamente una hora, el tiempo que estuvo atracado el barco que llevaba el correo. Todo queda pues sujeto a lo que pudo hacer Wallace en esos sesenta minutos, algo difícil de probar, sobre todo en ausencia del original de su carta.

    Llegada a Down House. El destino de la carta, una residencia de la clase acomodada inglesa, fue el hogar de Darwin desde 1842 hasta su muerte en 1882. En ella escribió su obra “El origen de las especies” que en la edición conmemorativa del 150 centenario ocupa 576 páginas.



    REFERENCIA: