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viernes, 29 de noviembre de 2013

OJO PARIETAL

Un ojo parietal, también conocido como un tercer ojo u ojo pineal, es una parte de la epitálamo presente en algunas especies animales. El ojo es fotorreceptora y se asocia con la glándula pineal, la regulación de la ritmicidad circadiana y la producción de la hormona para la termorregulación.


Función

El lagarto reptil tuatara tiene un "ojo parietal bien desarrollado, con una pequeña lente y la retina". Ojos parietales se encuentran también en los lagartos, ranas y lampreas, así como algunas especies de peces, como el atún y los tiburones pelágicos, en los que es visible como un punto sensible a la luz en la parte superior de su cabeza. Una versión poco desarrollada, a menudo llamada la glándula parapineal, se produce en las salamandras y en pescados como el pez cebra. En las aves y los mamíferos el órgano parietal está ausente.

Anatomía

El ojo parietal es una parte de la epitálamo, que se puede dividir en dos partes principales; la epífisis y el órgano parietal. Surge como una evaginación anterior del órgano pineal o como una consecuencia separada del techo del diencéfalo. En algunas especies, que sobresale a través del cráneo. El ojo parietal utiliza un método bioquímico diferente de detección de la luz de células de la barra o las células de cono en un ojo normal vertebrado.

Muchos de los vertebrados fósiles más antiguos, incluyendo ostracodermos, placodermos, Crosopterigios, e incluso los primeros tetrápodos, tenía un enchufe en el cráneo que parece haber tenido un tercer ojo funcional. Este zócalo permanece como un agujero entre los huesos parietales incluso en muchos anfibios y reptiles vida, a pesar de que ha desaparecido en las aves y mamíferos. El tercer ojo, cuando está presente, es siempre mucho más pequeña que los principales pares de ojos, y, en las especies vivas, que siempre está cubierta por la piel, y por lo general no es fácilmente visible desde el exterior.

Entre los peces, las lampreas conservan dos ojos funcionales "tercero", que se desarrolló a partir de la glándula parietal, y el otro de la glándula pineal. Estos son uno detrás del otro en el centro de la superficie superior de la caja craneana. Debido a las lampreas están entre el más primitivo de todos los vertebrados vivos, es posible que este era el estado original de los vertebrados, y puede haber permitido las especies que habitan el fondo de las amenazas de sentido desde arriba.

Anatomía comparada

Como se muestra en las figuras adjuntas, el ojo parietal de los anfibios y reptiles aparece relativamente lejos hacia adelante en el cráneo, por lo que puede ser sorprendente que la glándula pineal humana aparece lejos de esta posición, escondido entre el cuerpo calloso y el cerebelo. También los huesos parietales, en los seres humanos, constituyen una porción de la parte posterior del cráneo, lejos de los ojos. Para entender esto, tenga en cuenta que los huesos parietales forman una parte del cráneo que se extiende entre los ojos en sarcopterigios y anfibios basal, pero se han movido más hacia atrás en los vertebrados superiores. Del mismo modo, en el cerebro de la rana, el diencéfalo, de la que surge el tallo pineal, parece relativamente más hacia delante, como los hemisferios cerebrales son más pequeñas, pero los lóbulos ópticos son mucho más prominente que el mesencéfalo humano, que es parte del tallo cerebral . En los seres humanos la vía óptica, comisura, y el puente del nervio óptico la distancia sustancial entre los ojos y el diencéfalo. Del mismo modo el tallo pineal de Petromyzon alarga considerablemente durante la metamorfosis.

Los análogos en otras especies

Los crustáceos tienen un solo ojo encima de la cabeza como un nauplio. El ojo tiene un lente y dirección sentidos de la luz, pero no puede ver las imágenes. Más tarde, los ojos segmentados más sofisticados desarrollan en los lados de la cabeza, pero el ojo inicial se mantiene durante algún tiempo. Por lo tanto es posible decir que en algún momento de los crustáceos de desarrollo tiene el "tercer ojo" también. Algunas especies, como Artemia salina, el camarón de salmuera, retienen la atención primaria, que es de tres ojos en la etapa adulta.

Muchos artrópodos tienen ojos simples, con frecuencia entre los principales ojos, llamados ocelos.

[Fuente]
http://centrodeartigos.com/articulos-informativos/article_74942.html

La serie completa "COSMOS" de Carl Sagan.

Remasterizada y subtitulada en español. Incluye actualizaciones y una introducción de Ann Druyan.


“Cosmos: un viaje personal' es una serie documental de divulgación científica escrita por Carl Sagan, Ann Druyan y Steven Soter, cuyos objetivos fundamentales fueron: difundir la historia de la astronomía y de la ciencia, el origen de la vida, concientizar sobre el lugar que ocupa nuestra especie y nuestro planeta en el universo, las modernas visiones de la cosmología y las últimas noticias de la exploración espacial; en particular, las misiones “Voyager”. El programa de televisión estuvo listo en 1980 y constó de trece episodios, cada uno de aproximadamente una hora de duración. La música utilizada fue mayormente obra de Vangelis, y otros. La serie se ha emitido en 60 países y ha sido vista por más de 500 millones de personas. Tras el rodaje de la serie, Sagan escribió el libro homónimo Cosmos, complementario al documental.

Capítulo 1 - La Orillas del Océano Cósmico
http://www.youtube.com/watch?v=USViUlPy7b4

Capítulo 2 - Una Voz en la Fuga Cósmica
http://www.youtube.com/watch?v=EgFJ1Yb4kDU

Capítulo 3 - La Armonía de los Mundos
http://www.youtube.com/watch?v=Uw17-C6Ij7c

Capítulo 4 - Cielo e Infierno
http://www.youtube.com/watch?v=VUO0sJSgCyU

Capítulo 5 - Blues para un Planeta Rojo
http://www.youtube.com/watch?v=puKh9rDnJOA

Capítulo 6 - Cuentos de Viajeros
http://www.youtube.com/watch?v=-Jd8PaZD9M8

Capítulo 7 - La Espina Dorsal de la Noche
http://www.youtube.com/watch?v=u6W2c1qCin4

Capítulo 8 - Viajes a Través del Espacio y el Tiempo
http://www.youtube.com/watch?v=1qhk9-4lMVA

Capítulo 9 - La Vida de las Estrellas
http://www.youtube.com/watch?v=dYSmmNQnfV0

Capítulo 10 - El Filo de la Eternidad
http://www.youtube.com/watch?v=IDW4gtPaWn0

Capítulo 11 - La Persistencia de la Memoria
http://www.youtube.com/watch?v=swmdslgrw04

Capítulo 12 - Enciclopedia Galáctica
http://www.youtube.com/watch?v=hutrR2B4Tak

Capítulo 13 - ¿Quién Habla por la Tierra?
http://www.youtube.com/watch?v=axgwUvVpbag

jueves, 28 de noviembre de 2013

HALLAZGO DE RESTOS FÓSILES EN URUGUAY, APORTA NUEVA EVIDENCIA DE QUE LOS PRIMEROS AMERICANOS NO LLEGARON POR EL ESTRECHO DE BERING.

El trabajo de Richard Fariña, de la Universidad de la República Uruguaya y publicado en  Proceedings of the Royal Society, aporta evidencia indirecta de la presencia de humanos hace 30.000 años en la región.

La hipótesis, se centra en unos huesos fosilizados descubiertos en 1997 en el yacimiento Arroyo del Vizcaíno, en la localidad de Sauce (35 kilómetros al oeste de Montevideo). 


Según fariña, los más de mil huesos encontrados, que pertenecen a 27 ejemplares de varias especies animales ya extintas, "revelan características que sugieren la presencia humana". 

Este elemento pone en entredicho el paradigma existente, que establece que el poblamiento americano se produjo de Norte a Sur y miles de años después. 

El equipo investigador, en el que también participaron Sebastián Tambusso, Luciano Varela, Ada Czerwonogora, Mariana Di Giacomo, Marcos Musso, Roberto Bracco y Andrés Gascue, explica que los restos de los ejemplares hallados "son de adultos jóvenes", más resistentes que los de ancianos. 

"Hay pocas evidencias de que (los fósiles) hayan sido transportados por una corriente fluvial" hasta el lugar en que fueron descubiertos, por lo que todo apunta a que podrían haber sido depositados allí por seres humanos. 

Además, "varios de los huesos muestran marcas profundas, asimétricas, microestriadas y afiladas, similares a las producidas por las herramientas de piedra de los humanos", indica el estudio, difundido en Londres a través de la citada revista el 20 de noviembre. 

De hecho, en el mismo yacimiento se encontró una pieza de piedra con forma de raspador, cuya superficie "presenta un micropulido parecido al de los utensilios usados por el hombre", explicó Fariña. 

Indico también que "el hallazgo de los huesos con posibles marcas de la presencia humana en América del Sur y tan al este como Uruguay añadirían un ingrediente más al estudio de la interacción entre los seres humanos y la megafauna, esas especies animales de grandes dimensiones que habitaron en el Pleistoceno". 

El paleontólogo reveló que las pruebas de datación por carbono 14 a las que sometieron los restos determinaron que pertenecían a un período de hace entre 27.000 y 30.000 años. 

Sin embargo, la teoría más arraigada data la llegada del hombre al continente americano "en los últimos milenios del Pleistoceno, hace 13.000 o 14.000 años", recordó. 

La hipótesis tradicional defiende que los primeros pobladores de América fueron los clovis, un pueblo de cazadores que llegó entonces desde el noreste de Asia y cruzó al noroeste de América (actual Alaska) por el Estrecho de Bering. 

Este extremo fue cuestionado recientemente por otra investigación de varios científicos de universidades españolas y alemanas, que estudiaron la genética de varias comunidades nativas del sur del continente americano y llegaron a la conclusión de que tenían orígenes diversos. 

Por ejemplo, algunos pobladores de Perú presentaban patrones genéticos propios de los habitantes de la Polinesia, por lo que podría originarse la hipótesis de que los primeros seres humanos llegaron a América en sucesivas oleadas desde diversos puntos geográficos, y no en una migración única. 

Fariña argumentó que estas investigaciones "aportan resultados al debate internacional" sobre cómo y cuándo llegó el hombre a América, pero prefirió mostrarse "prudente" antes de establecer una teoría definitiva al respecto. 

Explicó que la publicación de su trabajo en la Proceedings of the Royal Society "no significa que sea o no verdadero, porque en ciencia no hay verdades reveladas", pero de alguna forma lo valida. 

Ahora espera continuar con las investigaciones en el yacimiento de Arroyo Vizcaíno el próximo mes de enero, con la llegada del verano austral, para poder excavar más fácilmente en los sedimentos del lecho del río y dar con "más secretos de la naturaleza", como Fariña llama a los fósiles. 

En 2011 la Presidencia uruguaya informó por primera vez de la investigación, que al parecer tiene su origen mucho antes, en 1997, pero que entonces tuvo que ser suspendida por falta de fondos.

Referencia




miércoles, 27 de noviembre de 2013

Megistonyx oreobios, NUEVA ESPECIE EXTINTA DE PEREZOSO GIGANTE HALLADA EN VENEZUELA.

El cráneo casi completo y fragmentos del esqueleto de un perezoso gigante de la familia Megalonychidae, descubiertos en 1997 por una expedición científica a Cerro Pintado, en la Sierra de Perijá estado Zulia, corresponden a un nuevo género y especie para la ciencia: Megistonyx oreobios, el cual vivió durante el Pleistoceno tardío hace 14.150 años antes del presente.


Megistonyx oreobios significa “la mayor garra que habitó las grandes montañas”, haciendo referencia a la característica distintiva de los mamíferos megaloníquidos del orden Pilosa, dotados de uñas largas y afiladas en forma de garfio.

En la investigación participaron el geólogo del Servicio Nacional de Parques de los Estados Unidos, H. Gregory McDonald; el paleontólogo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Ascanio Rincón; y el profesor de Biología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Tennessee de Chattanooga, en Estados Unidos, Timothy J. Gaudin.

La edad de los fósiles fue calculada por métodos radiométricos mediante la desintegración del isótopo carbono 14. Se concluyó que el herbívoro terrestre encontrado en la Cueva de los Huesos por los representantes del Museo de Biología de la Universidad del Zulia existió cerca del final de la Glaciación Mérida, nombre con el cual se conoce el episodio glacial del Pleistoceno tardío ocurrido en los Andes venezolanos (estados Mérida, Táchira y Trujillo) entre 2.600 y 3.500 metros de altura, y que finalizó hace 17.000 y 14.000 años antes del presente.

Dicha información coincide con las estimaciones hechas en 1974 por el geólogo alemán Carlos Schubert, quien en vida se desempeñara como investigador del Centro de Ecología del Ivic. “Cerro Pintado, en la última Edad del Hielo, estuvo cubierto por glaciares y el perezoso vivió cuando había hielo, siendo uno de los animales que ha subsistido a tan elevadas alturas en el planeta. El perezoso poblaba el mundo cuando este comenzó a transformarse en un ambiente más cálido y húmedo; en plena glaciación era frío y seco” explicó Rincón, coautor del estudio y jefe del Laboratorio de Paleontología del Ivic donde se analizaron las muestras.

Bajo cero

A mayor altura la temperatura disminuye drásticamente, por lo que el perezoso debió adaptarse a condiciones climáticas extremas. Las especies actuales tienen un metabolismo basal bajo y son térmicamente sensibles, al punto de considerar esa susceptibilidad al calor como una posible causa de extinción.

De hecho, el estudio internacional comprueba que los perezosos gigantes del Megistonyx no solo eran más diversos ecológica, morfológica y taxonómicamente, sino en términos fisiológicos, siendo algunas especies capaces de soportar períodos prolongados de clima frío. Asimismo, muestra la aparente destreza de estos animales para trepar terrenos rocosos alpinos.

La fauna asociada a la cueva incluye al extinto chigüire Neochoerus, el venado Mazama y el pecarí Tayassu, probablemente de la misma edad del perezoso. Particularmente el chigüire no había sido reportado en áreas montañosas, solo en sabanas de tierras bajas, lo que sugiere que Cerro Pintado pudiera haber experimentado el proceso de desglaciación antes de lo que la cronología actual propone y que las temperaturas estacionales eran más calurosos.

“Esa corriente de agua sobre la superficie de Cerro Pintado hizo que las cuevas situadas en la cima se perforaran, afectando la vida de los animales que usaban esos espacios como protección contra los depredadores y el frío intenso y como refugio para buscar agua. Por lo general, los perezosos de esa talla y peso se consiguen en sabanas abiertas pues a esas alturas no hay árboles tan altos” informó Rincón.

Cerro Pintado es actualmente una meseta donde predomina la roca sedimentaria caliza (formada por carbonato de calcio) con 90 millones de años de antigüedad aproximadamente. “Es como ver un tepuy pero de caliza” dijo.

La travesía continúa

Los restos del perezoso gigante pertenecen a un individuo adulto hembra con muchas patologías óseas. La parte posterior del paladar (fosa pterigoides) tiene un engrosamiento consistente con un ataque bacteriano. “La cresta sagital derecha (donde se insertan los músculos que permiten el movimiento de la mandíbula) presenta una muesca, es decir, hubo un golpe fuerte que fracturó el hueso y lo unió de manera imperfecta” enumeró Rincón.

Aunque los Megistonyx son originarios del norte de América del Sur, recientes análisis filogenéticos demuestran su parentesco con Ahytherium y Australonyx, hallados en cuevas inundadas en Brasil.

“Cuando se formó el istmo de Panamá -que conecta a Centroamérica con Suramérica- los perezosos migraron a Norteamérica. Es interesante saber que este grupo posee una proximidad biogeográfica con el taxón Pliometanastes, los megaloníquidos que cruzaron por primera vez ese paso de tierra. Probablemente, los primeros inmigrantes al norte del continente los tengamos nosotros en Venezuela. Estamos en la puerta del gran intercambio biótico de las Américas” aseguró Ascanio Rincón.

Los resultados fueron publicados recientemente en el Volumen 33 Número 5 de la Journal of Vertebrate Paleontology, órgano oficial de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados, con sede en los Estados Unidos.

Más de 15 años transcurrieron entre el hallazgo de los fósiles y su identificación, pero la misión no ha terminado. “Nuestra intención es regresar a Cerro Pintado porque estamos completamente seguros de que el cuerpo faltante del perezoso siguen allá; solo pudimos recolectar parte de los brazos y algunas vértebras y costillas. Además, queremos indagar cómo era la ecología de estos animales. Lo único que necesitamos para hacerlo es apoyo financiero y logístico, porque el acceso a la zona -frontera con Colombia- es sumamente complejo” insistió Rincón.

[Fuente]
http://bitacora.ivic.gob.ve/?p=9303

PLACENTALIA VERSUS EUTHERIA: CONSIDERACIONES SOBRE SU SIGNIFICADO TAXONÓMICO

Jhoann Canto H. y José Yáñez V.
Museo Nacional de Historia Natural
jhoann.canto@mnhn.cl; jose.yanez@mnhn.cl

INTRODUCCIÓN

El paleontólogo David Raup (1992) es uno de los primeros especialistas en analizar estadísticamente la biodiversidad extinta en el tiempo. Al respecto señaló que “el 99,9% de las especies están extintas”. Dicho de otra manera, en la actualidad sólo existe el 0,1% de las formas de vida que han habitado nuestro planeta en los pasados 3.500 millones de años (Ma) de evolución. Esto indica que, en términos generales, dentro de este 0,1% de especies actuales, los mamíferos son uno de los últimos clados de vertebrados en diversifi carse en morfos que habitan la tierra, el aire y los cuerpos de agua. Esta diversidad abarca un rango de masa que va desde los 1,6 g como es el caso del murciélago moscardón (Craseonycteris thonglongyai) hasta la ballena azul (Balaenoptera musculus) con sus 120 toneladas.

Según Wilson y Reeder (2005) el número de especies de mamíferos determinadas llega a las 5.416, con posterioridad Wilson y Reeder (2011) señalan que el número aumenta a los 5.750, lo que implicaría un incremento en 334 especies de mamíferos en tan sólo seis años, es decir 55,6 mamíferos nuevos por año. Esto nos plantea tres situaciones que podrían explicar estos valores: 1) que fueron descubiertas nuevas especies (Durbin et al. 2010; Helgen et al.2013), 2) que son el producto de las nuevas revisiones taxonómicas del clado o 3) ambas situaciones (Reeder et al 2007). Estos tres puntos son considerados en el trabajo de Zhang (2011) que distribuye a los mamíferos en tres categorías supraordinales1: Subclase Prototheria Gill, 1872 con un Orden que reúne a cinco especies; la Infraclase Marsupialia Illiger, 1811 con siete Órdenes y un total de 343 especies la Subclase Theria con la Infraclase Placentalia Owen, 1837 (=Eutheria) con 21 Órdenes y un total de 5.359 especies. Esto implica que los mamíferos placentarios representan el 93,9 %, del total, mientras que los marsupiales llegan sólo al 6% y los prototerios a un valor mínimo de 0,1 %.


FIGURA 1. Piezas dentales y mandíbula de Juramaia sinensis eutherio del Jurasico medio-tardío. Segundo molar A) en vista distal, B), oclusal, C) labial, D) mesial, E) vista de las piezas dentales derechas del premolar 3 (P3) al molar 3 (M3), F) reconstrucción en vista labial de la dentición superior izquierda, G) fragmento del dentario con restauración de las piezas dentales. El color gris indica reconstrucción de las secciones óseas faltantes (Tomado y modifi cado de Luo et al. 2011).

[Seguir leyendo]
http://issuu.com/mnhn_cl/docs/tr11_canto_yanez_mammalia

viernes, 22 de noviembre de 2013

Siats meekerorum, nuevo alosaurio descubierto en América del Norte.

Los terópodos Allosauroidea, tuvieron una radiación diversa y extendida de megadepredadores durante el Jurásico Cretácico. Logrando algunos los tamaños más grandes entre los dinosaurios terópodos, estos colosales cazadores dominaron los ecosistemas terrestres hasta que un cambio de las condiciones del ecosistema redefinió la fauna durante los últimos 20 millones de años de Cretácico. Un nuevo trabajo publicado en NATURE, describe una nueva especie gigante para el grupo Allosauroidea, Siats meekerorum gen. et sp. - Proporcionando la primera evidencia sobre del cosmopolita clado Neovenatoridae en América del Norte. Siats es el alosaurio mas primitivo descubierto hasta ahora en el continente y demuestra que el clado estuvo presente allí durante el Cretácico superior. El descubrimiento proporciona nueva evidencia de interacción ecológica de grandes allosauroidea y tiranosauroidea. Estos datos apoyan la hipótesis de que la extinción de Allosauroidea en los ecosistemas terrestres de América del Norte permitió la liberación ecológica de tiranosauroidea, que pasó a dominar las redes tróficas de fin del Cretáceo.



Referencia


La noticia en prensa

Una nueva e impresionante especie de dinosaurio carnívoro, de treinta metros de longitud, uno de los tres más grandes que se haya descubierto nunca en América del Norte, convivió y compitió con los primeros tiranosaurios que vivieron hace 98 millones de años. Esta especie recién descubierta, bautizada como Siats meekerorum, fue el principal depredador de su tiempo, papel que mantuvo hasta que, tras su declive, los tiranosaurios pudieron ocupar su lugar 30 millones años más tarde.

«Han pasado 63 años desde que fue encontrado el último depredador de este tamaño en América del Norte», comenta Lindsay Zanno, paleontóloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, y principal autora del artículo en Nature Communications que describe el hallazgo. «No podéis imaginar lo contentos que nos pusimos al ver los huesos de este gigante sobresaliendo en la ladera».

Siats, que recibe el nombre en recuerdo de un caníbal devorador de hombres que se cita en una leyenda tribal de Utah, es una especie de Carcharodontosaurus, un grupo de carnívoros gigantes que incluye a algunos de los dinosaurios depredadores más grandes jamás descubiertos. El único otro Carcharodontosaurus que se ha encontrado en América del Norte es el Acrocanthosaurus, que vagó en el este del continente de 10 millones de años antes. Siats es el segundo Carcharodontosaurus jamás descubierto en América del Norte; el Acrocanthosaurus, descubierto en 1950, fue el primero.

Cuatro toneladas

Zanno y su colega Peter Makovicky, del Museo Field de Historia Natural de Chicago, descubrieron una parte del esqueleto del nuevo depredador en Cedar, una formación montañosa de Utah, en 2008. El nombre de la especie es en reconocimiento a la familia Meeker por su apoyo a los paleontólogos que inician su carrera en el Museo Field, incluyendo a la propia Zanno.

El espécimen recuperado pertenecía a un individuo que habría tenido más de 30 metros de largo y pesaba por lo menos cuatro toneladas. A pesar de su tamaño gigante, los huesos corresponden a un animal joven. Zanno y Makovicky teorizan que los Siats adultos podrían haber alcanzado el tamaño de los Acrocanthosaurus. Es decir, las dos especies compiten ahora por el puesto de segundo depredador más grande jamás descubierto en América del Norte. El Tyrannosaurus Rex, que ocupa el primer lugar, llegó 30 millones de años más tarde y pesaba más del doble que estos otros dos dinosaurios.

Aunque el Siats y el Acrocanthosaurus son ambos Carcharodontosauros, pertenecen a diferentes subgrupos. El Siats es miembro de los Neovenatoridos, el grupo con el cuerpo más delgado de todos los Carcharodontosauros.

Los Neovenatoridos se han encontrado en Europa, América del Sur, China, Japón y Australia. Sin embargo, ésta es la primera vez que se encuentra un Neovenatorido en América del Norte.

Los primeros Tiranosaurios, a raya

Siats aterrorizó lo que hoy es Utah durante el período Cretácico (desde 100 millones de años a 66 millones de años atrás). Hasta ahora no se había conocido la predominancia de este animal en América del Norte durante este período. «Los Carcharodontosauros reinaron en esta zona durante mucho más tiempo de lo que creíamos», explica Zanno. De hecho, el Siats llena un vacío de más de 30 millones de años en el registro fósil. Antes se creía que en este período el papel de máximo depredador pasaba directamente de manos de otros Carcharodontosaurus, en el Cretácico Inferior, al del Tiranosaurios Rex, en el Cretácico superior.

La falta de fósiles hace que los paleontólogos no estén seguros acerca de cuándo ocurrió este cambio, y si el Tiranosaurus se impuso al Carcharodontosaurus, o simplemente fue capaz de asumir el rol de máximo depredador después de la extinción de éste. Ahora está claro que el gran tamaño del Siats habría impedido a los Tiranosaurios más pequeños ocupar su lugar en la cima de la cadena alimenticia.

«La gran diferencia de tamaño ciertamente sugiere que los primeros Tiranosaurios fueron mantenidos a raya por los Carcharodontosaurus, y sólo evolucionaron hasta convertirse en enormes depredadores después de que los Carcharodontosaurus desaparecieran», comenta Makovicky, y Zanno añade que «los pequeños Tiranosaurios no habrían sido más que una molestia para los Siats, como ahora los chacales para el león. Hasta que el Carcharodontosaurus inició su declive no se inició la evolución del T.Rex».

En el momento que los Siats reinaron el paisaje era exuberante, con abundante vegetación, y el agua permitía la vida de una gran variedad de dinosaurios herbívoros, tortugas, cocodrilos y peces pulmonados gigantes.

Otros depredadores también habitaban este ecosistema, incluyendo los primeros tiranosaurios y varias especies de otros dinosaurios con plumas que aún no han sido descritos por el equipo. «Hemos hecho descubrimientos muy emocionantes, incluyendo dos nuevas especies de dinosaurios», dice Makovicky. «Estén atentos», añade Zanno, «hay un montón más de criaturas en el mismo sitio en el que encontramos al Siats»

[Fuente]

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Crecer hasta la muerte.

Un estudio sugiere que los huesos de algunos dinosaurios seguían creciendo toda su vida.


Hace unas semanas, en ocasión de la reunión de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados en Los Ángeles, Jack Horner, del Museo de las Rocosas en Bozeman, Montana, presentó sus investigaciones sobre los huesos fosilizados de algunos dinosaurios de la colección del mismo museo. En la mayoría de los ejemplares estudiados, observó que el tamaño del cuerpo de estos animales seguía creciendo, en el momento de su deceso.

Horner se centró en el análisis de capas óseas superficiales en fósiles etiquetados como «jóvenes», que suelen mostrar la existencia de canales a través de los cuales se extendían los vasos sanguíneos, así como de grandes grupos de osteocitos (células necesarias para la formación de los huesos). No obstante, encontró indicios similares de crecimiento también en algunos fósiles de ejemplares adultos, cuyo esqueleto, en la mayoría de los animales «modernos», tiende a dejar de desarrollarse una vez alcanzada la madurez.


Vista esquemática de un esqueleto de Allosaurus

El paleontólogo detectó ese fenómeno en fósiles de Allosaurus, un animal con una longitud típica de 10 metros y que llegaba a medir 13 en el momento de su muerte, además de seis muestras de Tyrannosaurus rex. Cuando uno de los asistentes a la reunión preguntó a Horner si alguno de los huesos del legendario dinosaurio contenía ese tipo de capas óseas, el investigador contestó con una sonrisa: «Creo que todos los ejemplares de T. rex encontrados hasta la fecha seguían creciendo en el momento de su muerte».

Horner también afirmó que, más que a los huesos largos, este proceso parece afectar a los que determinan el tamaño que presentaba el dinosaurio en su vejez. Por tanto, un fósil de T. rex no es ni más alto ni más largo tras su muerte, sino un poco más voluminoso.

"Durante años hemos encontrado diferentes formas de esqueletos muy parecidas entre ellas», comenta Kevin Padian, paleontólogo de la Universidad de California en Berkeley, que no ha participado en el estudio. «Algunos investigadores han sugerido que las más robustas pertenecían a los machos y las más gráciles a las hembras. Otros han argumentado que procedían de especies diferentes. Al parecer, solo corresponden a edades distintas".

[Fuente]
http://www.investigacionyciencia.es/noticias/crecer-hasta-la-muerte-11599

martes, 19 de noviembre de 2013

Appalachiosaurus montgomeriensis

Fue una especie de dinosaurio terópodo tiranosauroide, que vivió a finales del período Cretácico, hace aproximadamente 77 millones de años (Campaniano), en lo que es hoy Norteamérica. Es el terópodo mejor conservado del este de Estados Unidos.


Como casi todos los terópodos, era un depredador bípedo. Solamente se ha encontrado un esqueleto juvenil, representando un animal de alrededor de 7 metros de largo y aproximadamente 600 kilogramos, lo que indica que un adulto habría sido incluso más grande. Se encontraron varios elementos aplastados, pero el espécimen es todavía informativo y muestra muchas características únicas. Varios de estas se han identificado en el cráneo, y las garras de los pies que muestran una protrusión inusual en el extremo más cercano al cuerpo. Una fila de seis crestas bajas alineadas en la parte superior del hocico, similar al Alioramus asiático, aunque la mayoría de las especies del tiranosáuridos exhibían una ornamentación en diversos grados encima del hocico. Esta cresta es un arco bajo y redondeado.

La forma general del cráneo es semejante a la de otros tiranosauroides primitivos, mientras que las proporciones de los miembros son similares a las de los tiranosáuridos más avanzados, patas largas y brazos cortos.

El Appalachiosaurus es un descubrimiento importante siendo dado por los autores de su descripción como el primer tiranosauroide reconocido a nivel de género en el este de América del Norte en mucho tiempo. De acuerdo con Carr et al., las características de este animal ayudan a posicionar filogenéticamente al problemático Dryptosaurus en el clado Tyrannosauroidea. Appalachiosaurus es perceptiblemente diferente y más derivado que el otro tiranosauroideo temprano de Norteamérica del este, Dryptosaurus.

Appalachiosaurus es lo bastante completo ser incluido en análisis filogenéticos usando la cladística. El primero fue realizado antes de que el animal hubiera sido incluso nombrado, y a Appalachiosaurus se lo ubicó como un miembro de la subfamilia Albertosaurinae en Tyrannosauridae, que también incluye Albertosaurus y Gorgosaurus.2 La descripción original también incluyó un análisis cladístico, para A. montgomeriensis, que lo considero un tiranosauroide basal por fuera de Tyrannosauridae.1 Sin embargo, los tiranosáuridos asiáticos similares Alioramus, y Alectrosaurus fueron excluidos, al igual que Eotyrannus de Inglaterra. Tiranosauroides anteriores tales como Dilong y Guanlong no habían sido descritos cuando este análisis fue realizado. Estas exclusiones pueden tener un efecto significativo sobre la filogenia. Hasta la fecha, no se ha publicado ningún análisis que incluya todos los taxones conocidos de tiranosauroides.

Referencias:
  • Carr, T.D., Williamson, T.E., & Schwimmer, D.R. 2005. A new genus and species of tyrannosauroid from the Late Cretaceous (middle Campanian) Demopolis Formation of Alabama. Journal of Vertebrate Paleontology 25(1): 119–143.
  • Holtz, T.R. 2004. Tyrannosauroidea. In: Weishampel, D.A., Dodson, P., & Osmolska, H. (Eds.). The Dinosauria (2nd Edition). Berkeley: University of California Press. Pp. 111-136.



lunes, 18 de noviembre de 2013

Panthera blytheae, fósil de entre 4,1 a 5,9 millones de años hallado en el Tibet.

Un equipo de paleontólogos estadounidenses y chinos ha descubierto en el Tíbet el fósil más antiguo jamás encontrado de una especie extinguida de felino, publicó la revista británica Proceedings of the Royal Society B. (el pdf se puede descargar desde el enlace al final de este articulo).


Los restos, compuesto por varios fragmentos de cráneo, pertenece a la especie extinguida de felino "Panthera blytheae", similar a la onza o el chita, también conocido como leopardo de las nieves.

Según los expertos, el fósil tiene una antigüedad de entre 4,1 y 5,9 millones de años, una cifra superior a la del último fósil de la misma especie descubierto hace unas décadas en Laetoli (Tanzania), pues se consideró que tenía 3,7 millones de años.

El hallazgo se produjo en la cordillera asiática del Himalaya en 2010 y refuerza la teoría de que los grandes felinos de la familia de los "Pantherinae" evolucionaron en Asia Central y no en África como apuntaban algunos expertos.

"Este descubrimiento responde a muchas preguntas que teníamos sobre la forma en que estos animales evolucionaron y se extendieron por todo el mundo", destacó Jack Tseng, de la Universidad de Sur de California, que ha publicado este importante descubrimiento en la revista de la Royal Society.

"Este es un hallazgo muy importante que llena una gran brecha en el registro fósil", dijo Manabu Sakamoto, experto en la evolución de esta especie en la Universidad de Bristol (suroeste de Inglaterra).

Los paleontólogos estadounidenses y chinos, que usaron datos anatómicos y análisis de ADN para determinar el origen y la edad de los restos, desenterraron un centenar de fósiles de un acantilado en una expedición en la Cuenca Zanda, una zona remota situada en el suroeste del Tíbet.

Tseng y su equipo planean regresar a la zona el próximo verano en busca de más muestras de la familia conocida popularmente como los "gatos grandes", formada por leones, jaguares, tigres y leopardos.


Panthera blytheae (de Mauricio Antón)

Referencia:

viernes, 15 de noviembre de 2013

Encuentran el que podría ser el resto de vida más antiguo de la Tierra.

Por Yaiza Martínez.

Investigadores estadounidenses han descubierto los restos bien conservados de un ecosistema microbiano complejo en rocas sedimentarias australianas, de unos 3.500 millones de años de antigüedad. Según ellos, el hallazgo situaría la emergencia de la vida en la Tierra 300 millones de años antes de lo hasta ahora establecido. El descubrimiento tiene una importancia añadida porque, por extraño que parezca, podría ayudar a encontrar vida en otros planetas.


Determinar en qué momento apareció la vida en la Tierra supone todo un reto para la ciencia porque las rocas sedimentarias terrestres más antiguas, en las que podrían hallarse evidencias a este respecto, no sólo son poco comunes, sino que además suelen estar alteradas por los procesos hidrotermales y tectónicos que la Tierra ha sufrido a lo largo de su historia. 

A pesar de esta dificultad, Nora Noffke y Robert Hazen, investigadores de la Carnegie Institution for Science de Estados Unidos, han encontrado una importante pista: los restos bien conservados de un ecosistema microbiano complejo presentes en una serie de rocas sedimentarias de unos 3.500 millones de años de antigüedad. 

El hallazgo, realizado en Australia y detallado en la revista Astrobiology, quizá constituya la evidencia más antigua de vida en la Tierra, publica la Carnegie Institution en un comunicado. 

El lugar del descubrimiento 

En general, las rocas sedimentarias son aquéllas que se forman por acumulación de sedimentos, que a su vez son partículas de diversos tamaños transportadas por el hielo, el agua o el aire y que, tras ser sometidas a procesos físicos y químicos, dan lugar a materiales más o menos consolidados. 

Las rocas sedimentarias del hallazgo se encontraban en el distrito de Pilbara, que es una de las nueve regiones del estado de Australia Occidental. Pilbara, conocida por sus vastos depósitos minerales, está entre las áreas geológicas más analizadas para tratar de comprender la evolución temprana de la vida. 

Los restos encontrados, unas estructuras sedimentarias inducidas por actividad microbiana (ESIAM o MISS, por sus siglas en inglés) estaban más concretamente en una formación rocosa conocida como Formación Dresser, situada al oeste de la ciudad de Pilbara Marble Bar.

En qué consiste el hallazgo 

En un artículo publicado por el medio australiano ABC, los científicos explican que lo que han encontrado son cinco microfósiles de bacterias y estromatolitos (estructuras estratificadas similares a montículos creadas por antiguas bacterias fotosintéticas). El origen biológico de las muestras se determinó a través de análisis químicos avanzados. 

Todos los restos eran algo más antiguos que otros restos de formas de vida primitivas encontrados, y situarían la emergencia de la vida en la Tierra 300 millones de años antes de lo hasta ahora establecido. 

Las rocas sedimentarias que los contenían se habrían mantenido en un entorno muy estable durante una cantidad de tiempo increíblemente larga, por lo que probablemente sean las rocas sedimentarias más antiguas y mejor preservadas del planeta, aseguran los investigadores. 

De hecho, los fósiles de la Formación Dresser se parecen mucho en forma y estado de conservación a otros de varias muestras de rocas de ecosistemas de alrededor de 2.900 millones de años, encontradas por Noffke y sus colaboradores en Sudáfrica. 

Aunque ya se habían hallado rocas sedimentarias más antiguas que las de Pilbara, por ejemplo en Groenlandia, todas están demasiado deformadas como para poder observar su estructura original y determinar si quedan en ellas o no restos de vida. 

Una ciudad bacteriana 

El equipo propone que las estructuras sedimentarias inducidas por actividad microbiana o ESIAM halladas surgieron de las interacciones de colonias bacterianas con sedimentos costeros de la región. 

Cuando esas bacterias vivieron, fueron interactuando con los sedimentos de su entorno y creando pequeñas comunidades en las que podían sobrevivir mejor a un ambiente que debió ser altamente hostil. 

Según explican los investigadores en ABC: las bacterias habrían creado entonces casi una “ciudad microbiana”, en la que se intercomunicaban para ayudarse y en la que trabajaban para hacer más estable su entorno, facilitando así la supervivencia individual y grupal. 

Del pasado de la Tierra al espacio 

El descubrimiento realizado en Australia tiene relevancia, además de para el conocimiento de la historia de la vida en la Tierra, para la astrobiología‎, una rama de las ciencias biológicas que combina astrofísica, biología y geología para el estudio de la existencia, origen o presencia de la vida en el conjunto del Universo. 

Las antiquísimas ESIAM terrestres demuestran que las bacterias pueden sobrevivir en entornos tan extremos como fue el de la Tierra hace miles de millones de años. Por esa razón, formaciones similares están entre los objetivos, por ejemplo, de los robots enviados a Marte para determinar si, en algún momento, el planeta rojo tuvo vida, a pesar de sus condiciones. 

Otros ejemplos terrestres que han indicado direcciones de búsqueda de vida extraterrestre a los astrobiólogos han sido el ambiente helado y sulfuroso del Ártico; el supuestamente inhabitable lago Vostok de Rusia o el desierto de Atacama. En todos ellos, los microorganismos han conseguido sobrevivir contra todo pronóstico.

Referencia: 
  • Nora Noffke, Daniel Christian, David Wacey, Robert M. Hazen. Microbially Induced Sedimentary Structures Recording an Ancient Ecosystem in theca.3.48 Billion-Year-Old Dresser Formation, Pilbara, Western Australia. Astrobiology (2013). DOI:10.1089/ast.2013.1030.


[Fuente]

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Evolución de los primeros mamíferos.

Descrito el ancestro del grupo más numeroso de los mamíferos mesozoicos.


Durante la era Mesozoica (períodos Jurásico Medio y Cretácico), y hasta la Cenozoica (Paleógeno), hace entre 160 y 40 millones de años, existió uno de los grupos de mamíferos más longevo, diverso y nutrido de la historia: el orden de los multituberculados. Este orden, que se extinguió con la aparición de los roedores modernos, estaba compuesto por individuos con adaptaciones locomotoras y alimenticias versátiles, lo que les permitió prosperar en los diferentes hábitats de su época.

Hasta ahora se sabía poco de los integrantes más antiguos de los multituberculados. La familia Paulchoffatiidae, conocida por fragmentos óseos aislados (dientes, cráneos y mandíbulas) de yacimientos del Jurásico tardío en Portugal, y por un diente único del Cretácico en Norteamérica, se encuentra en el origen evolutivo del orden. Una investigación publicada en Science el pasado 16 de agosto, por Chong-Xi Yuan, de la Academia China de Ciencias Geológicas, junto a colaboradores chinos y estadounidenses, presenta un nuevo esqueleto, mucho más completo, de un componente de esta familia: Rugosodon eurasiaticus, hallado en la Formación Jurásica Tiaojishan, en China y datado en 160 millones de años. Rugosodon puede considerarse el representante de más edad de Paulchoffatiidae, y por tanto proporciona la información más cercana al ancestro común de los multituberculados. Estos conocimientos permiten proponer cómo evolucionó el grupo tanto en sus hábitos alimenticios como en su locomoción.

Según los datos aportados por el fósil, como el tamaño de la mandíbula y el cráneo, se ha estimado que el animal tenía un peso corporal de entre 65 y 80 gramos. La dentadura se compone de dientes afilados, capaces de cortar y perforar insectos y gusanos, además de muelas con múltiples cúspides (característica que da nombre al orden) para triturar materia vegetal, por lo que se deduce que era omnívoro. Dado que las formas posteriores son básicamente vegetarianas parece que los primeros multituberculados fueron omnívoros, para diversificarse en el Cretácico tardío a dietas basadas principalmente en vegetales.

Por último, Rugosodon proporciona una evidencia fósil de cómo eran las extremidades de los primeros multituberculados: la forma de la mano y los dedos hacen suponer que su modo de vida era terrestre, siendo el tobillo y las uniones tarsales extremadamente móviles, característica única entre los mamíferos mesozoicos. Esta flexibilidad permitía un funcionamiento adecuado del pie en superficies irregulares, conservándose en las formas posteriores del Cretácico medio y Paleógeno (hace entre 120 y 40 millones de años) e hizo posible la evolución hacia una gran variedad de estilos de vida: excavadora, terrestre, saltadora o arborícola.

[Fuente]

MAPA INTERACTIVO MUESTRA LA RUTA DE 46 TIBURONES BLANCOS POR EL MUNDO.

Por la web y en aplicaciones móviles se pueden ver en tiempo real, además de saber su estado y diversos detalles.


La organización sin fines de lucro Ocearch (http://www.ocearch.org/) ha puesto a disposición de los usuarios una herramienta que permite, de manera online, seguir la ruta de 46 tiburones por diferentes partes del mundo, desde las costas de Estados Unidos y de Madagascar hasta las Islas Vírgenes Británicas (espera unos segundos para que cargue).

Las rutas de estos animales puede ser filtradas por nombre, edad, género, edad y por cuáles han estado más activos en el último tiempo. También es posible ver el "ping", el tiempo en que cada tiburón sale a la superficie.

Los dispositivos GPS instalados en cada tiburón permiten a los investigadores de distintos centros estudiar el comportamiento migratorio de estos animales y el estado en el que se encuentran. Ocearch opera de manera opensource, por lo que todos los datos recolectados pueden ser estudiados por científicos.

La ruta de estos tiburones también puede ser seguida por aplicaciones para Android y iOS.

[Fuente]
http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2013/11/659-550121-9-mapa-interactivo-muestra-la-ruta-de-46-tiburones-blancos-por-el-mundo.shtml

martes, 12 de noviembre de 2013

La desaparición del pene en las aves.

Descubren por qué la mayoría de las aves macho carecen de órganos genitales externos.


El estudio del pollo doméstico durante la fase embrionaria ha permitido descubrir a Herrera et al. el porqué del reducido tamaño del órgano sexual masculino en las aves. [Wikimedia Commons]

Uno de los enigmas más apasionantes de la biología moderna es, sin lugar a duda, explicar el porqué del reducido tamaño del órgano masculino en la mayoría de las aves. En el 97 por ciento de los casos, estos animales se reproducen por segregación del esperma a través de una abertura llamada cloaca (utilizada también como desembocadura de los conductos urinarios); no presentan un órgano sexual externo.

Un grupo de científicos ha descubierto ahora la causa de este rasgo evolutivo. Para ello, ha estudiado el desarrollo genital en las galliformes, un orden de aves terrestres que mayoritariamente carecen de miembro masculino, y en las anseriformes, aves acuáticas que presentan genitales bien desarrollados.

Según sus resultados, publicados en la revista Current Biology, los embriones del pollo doméstico (Gallus gallus domesticus) desarrollan el tubérculo genital, el precursor del pene, durante los primeros instantes de vida y de forma idéntica a la del pato. No obstante, al cabo de entre 8 y 9 días, se produce en las aves terrestres una forma de muerte celular, llamada apoptosis, que detiene dicho desarrollo, de manera que su órgano sexual aparece finalmente como una pequeña protuberancia.

Durante sus investigaciones, los científicos han identificado un vínculo entre este proceso y la expresión del gen Bmp4, responsable de codificar la proteína morfogénica ósea (Bmp, por sus siglas en inglés). En concreto, en el laboratorio han logrado evitar la apoptosis en los tubérculos genitales de las galliformes, a través de la inhibición de la señalización de la Bmp. De forma análoga, la expresión de Bmp4 en el pato (ave anseriforme) ha provocado un comportamiento muy similar al que caracteriza el desarrollo genital del pollo doméstico. De esta manera, han demostrado que el proceso evolutivo del órgano sexual masculino en las aves galliformes depende de la activación de la muerte celular del tubérculo genital en esta fase de desarrollo del individuo.

El hallazgo, juntamente con los descubrimientos sobre la función de la proteína Bmp en la evolución de la forma del pico, las plumas y la falta de dentadura en las aves, sugiere que la modulación de la regulación de los genes asociados a su codificación desempeñó un papel crítico en los cambios de la morfología aviar ocurridos a lo largo de la evolución. Con todo, los investigadores desconocen cuáles fueron las presiones evolutivas que llevaron las aves a padecer dicho proceso y argumentan que el mecanismo descubierto también podría revelar el modo en que otros organismos han interrumpido el desarrollo de partes del cuerpo a lo largo de su evolución.

[Fuente]

lunes, 11 de noviembre de 2013

Corales de agua fría: la desconocida selva bajo el mar patagónico.

Rhian Waller lleva una década investigando los corales del mundo. Ahora, con apoyo de National Geographic, estuvo un mes en el fiordo Comau, en Chile, estudiando una de las especies únicas y milenarias del planeta.


El fiordo Comau, en la Región de Los Lagos, es un lugar único en el mundo. En sus frías aguas, que llegan a los 8 °C, habita un tipo de coral poco estudiado y que se encuentra entre las especies más antiguas del planeta. Pueden vivir cientos o miles de años.

“Hay enormes plataformas de corales de agua fría en la Patagonia, muchas más que en cualquier otra parte del planeta. Esta área es verdaderamente única en el mundo”, dice Rhian Waller, doctora en Ciencias del Mar de la U. de Maine, en EE.UU.

Waller, quien ha participado en más de 40 cruceros científicos internacionales, publicado más de 30 estudios científicos y dedicado casi una década a investigar los corales del mundo, acaba de pasar un mes estudiando los corales en la Patagonia chilena, en una expedición financiada por National Geographic y apoyada por la Fundación Huinay.

La investigadora se ha centrado en la búsqueda del coral de piedra (desmophyllum dianthus), una especie que si bien no es exclusiva de Chile, sólo en los fiordos Comau y Reñihue es posible encontrarlos en abundancia y a nivel superficial. “Este coral es usualmente una especie de aguas profundas, a más de 1.000 metros de profundidad. Pero los fiordos chilenos son únicos, aquí puedes hallar esta especie a nivel superficial, a sólo 20 metros, por lo que puedo bucear para estudiarlos”.

El coral de piedra es una especie solitaria, que no construye arrecifes y que -como el resto de los corales de agua fría- depende de la captura de plancton para alimentarse.

Eso los diferencia de los corales tropicales, que tienen un alga fotosintética al interior de sus tejidos, “por lo que necesitan luz solar y condiciones cálidas para sobrevivir”. Sin esta alga los corales pueden vivir casi en cualquier lugar: en el océano profundo (bajo 6.000m), en regiones polares y en fiordos de aguas frías.

Los corales forman hábitat al fondo del océano, creando hogares para muchos otros animales, donde pueden descansar, comer y reproducirse. Además, son parte importante del ciclo de vida de especies comerciales de peces y cangrejos. “Son una parte irreemplazable del ecosistema”.

“Estos corales de agua fría ya viven al extremo y en condiciones más ácidas que los corales regulares, entonces cualquier cambio a través del calentamiento o acidificación podría llevarlos al extremo de lo que ellos son capaces de resistir”, indica la experta.

Por eso, el fin de su expedición es observar la reproducción y desarrollo del coral -que está clasificado como “casi amenazado”- para saber cómo enfrentar su recuperación si sufre más daños por el cambio climático u otras razones antropogénicas (como la extracción para artesanías).

De hecho, su próximo paso es saber cómo las larvas de corales de agua fría son afectadas por el cambio climático, lo que entregará información vital sobre el futuro de esta frágil especie.

[Fuente]

En dos ocasiones el calentamiento global a dado lugar a enanismo entre los mamíferos.

El tamaño corporal de los mamíferos se redujo significativamente durante al menos dos antiguos eventos de calentamiento global. Un nuevo hallazgo sugiere que es posible un resultado similar en respuesta al calentamiento global causado por el hombre, según un paleontólogo de la Universidad de Michigan y sus colegas.


Representación artística del caballo temprano Hyracotherium (derecha), junto a un caballo de hoy en día. Los investigadores encontraron que el tamaño corporal del Hyracotherium disminuyó en un 19% durante un evento de calentamiento global, hace unos 53 millones de años. Crédito de la imagen: Danielle Byerly, Universidad de Florida.

Los investigadores han sabido por años que el tamaño de los mamíferos, como los primates y los grupos que incluyen a los caballos y a los ciervos, se redujo considerablemente durante un período de calentamiento llamado Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (MTPE), hace unos 55 millones de años.

Ahora el paleontólogo Philip Gingerich y sus colegas han encontrado evidencia que también se produjo “enanismo” entre los mamíferos durante un evento menor de calentamiento global que se produjo unos 2 millones de años después del MTPE, hace unos 53 millones años.

“El hecho de que haya sucedido dos veces aumenta significativamente nuestra confianza de que estamos viendo causa y efecto, que una respuesta interesante al calentamiento global en el pasado fue una disminución sustancial en el tamaño corporal de las especies de mamíferos”, dijo Gingerich, profesor de ciencias de la tierra y ambientales.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que la disminución del tamaño corporal “parece ser una respuesta evolutiva común” de los mamíferos a los acontecimientos extremos del calentamiento global, “de ahí, que puede ser una respuesta natural predecible de algunos linajes a un futuro calentamiento global”.

El MTPE duró unos 160.000 años, y la temperatura global aumentó en un estimado de 9 a 14 grados Fahrenheit en su apogeo. El acontecimiento menor posterior, analizado en el estudio más reciente, conocido como EMT2 (Eoceno Máximo Térmico 2), duró de 80.000 a 100.000 años y dio lugar, en su apogeo, a un aumento de la temperatura de aproximadamente 5 grados Fahrenheit.

“Curiosamente, el grado de enanismo mamífero puede estar relacionado con la magnitud del evento hipertermal”, dice Abigail D’ Ambrosia, de la Universidad de New Hampshire, y parte del equipo de investigadores.

Los paralelos entre hipertermales antiguos y el calentamiento global de hoy en día hacen que los estudios de los fósiles sean particularmente valiosos, dicen los investigadores.

[Fuente]
http://cienciaaldia.com/2013/11/en-dos-ocasiones-el-calentamiento-global-a-dado-lugar-a-enanismo-entre-los-mamiferos/

viernes, 8 de noviembre de 2013

Evolución predecible.

Distintas poblaciones de bacterias pueden responder de forma idéntica a las variaciones ambientales.


Aunque las mutaciones, las impulsoras de la evolución, se producen al azar, un estudio sobre la bacteria Escherichia coli revela que la naturaleza halla la misma solución ante el mismo problema una y otra vez.

A lo largo del tiempo, las mutaciones aleatorias permiten a los organismos adaptarse a los cambios y diversificarse. Ello se observa sobre todo cuando varios grupos de la misma especie separados geográficamente se especializan en su propio entorno.

Pero ese no es el único modo en que puede surgir la diversidad genética. Se han descrito casos de peces cíclidos, palmeras y pinzones que se adaptan a diferentes nichos ecológicos y se diversifican en distintas especies a pesar de vivir en el mismo lugar. En 2008, un estudio liderado por Michael Doebeli, de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, reveló que E. coli también puede diversificarse en el interior de un tubo de ensayo.

En ese estudio, añadió glucosa y acetato al cultivo bacteriano. Si bien la especie puede consumir ambas sustancias, Doebeli descubrió que en todos tubos examinados aparecían dos grupos, uno especializado en el consumo de glucosa y otro en el de acetato. Sin embargo, se desconocía la vía genética que utilizaba cada grupo para especializarse.

En un estudio recién publicado, Doebeli se propuso averiguarlo. Para ello recurrió a muestras congeladas de tres tubos de ensayo del experimento de 2008 y secuenció el ADN de las bacterias. Los datos han demostrado que en los tres tubos aparecían mutaciones idénticas de forma independiente. A pesar del carácter aleatorio de las mutaciones, los mismos cambios en el entorno daban lugar a las mismas soluciones genéticas.

El estudio también ha revelado que algunas mutaciones se producían solo en un orden concreto: después de que un grupo se especializara en la glucosa y el otro en el acetato, ambos evolucionaban para adaptarse mejor a un cambio del recurso alimentario en el medio. Esa última mutación no habría resultado útil hasta después de la aparición de la primera, que ayudó a agotar antes el suministro nutritivo. Aunque los biólogos ya habían observado la aparición de caracteres en un determinado orden, hasta ahora no se había descrito la base genética de esos cambios.

[Fuente]
http://www.investigacionyciencia.es/noticias/evolucin-predecible-10859

Formación del caparazón de las tortugas.

Un estudio reciente apunta que el desarrollo de esta estructura se deriva del esqueleto interno, no de células cutáneas, como otras hipótesis apuntan.


La tortuga es un animal envuelto en el misterio. Cocodrilos y armadillos se blindan con un exoesqueleto de placas óseas, pero la tortuga va un paso más allá y desarrolla un caparazón que se ancla a la caja torácica y la columna vertebral. El caparazón forma, por tanto, parte de su esqueleto interno. No se conoce con claridad el modo en que el embrión de tortuga construye su fortaleza, una rasgo único entre los vertebrados. Sin embargo, dos ideas enfrentadas están intentando explicar este gran rompecabezas evolutivo.

Hasta hace poco, muchos biólogos pensaban que el caparazón de la tortuga se formaba a partir de células cutáneas adyacentes a las costillas, que se transformarían en hueso en el curso del desarrollo. Pero un estudio reciente liderado por investigadores del Centro Riken de Biología del Desarrollo, en Japón, ofrece una nueva visión, según la cual el caparazón tendría su origen en el esqueleto interno del animal. El trabajo se basa en un análisis comparativo de embriones de pollo, cocodrilo y tortugas de caparazón blando (en estas el caparazón se forma como una prolongación de los propios huesos).

Los investigadores siguieron con detalle el desarrollo de las membranas, los tejidos conjuntivos, las capas cutáneas y el tejido óseo en cada etapa del desarrollo embrionario de tortugas de caparazón blando. Estas especies poseen la mayoría de la subestructura ósea del caparazón, pero este se halla cubierto de tejido blando, no de escudos óseos.

Los autores informaron que las costillas de las tortugas se alargan y luego se ensanchan en sus extremos, en forma de cuchara. Sin embargo, el crecimiento de la costilla no alcanza la dermis. En ese momento, una capa externa de hueso llamada periostio envía células óseas para construir las capas externas de la parte dorsal. El trabajo sugiere, por tanto, que el caparazón procede del esqueleto interno, sin contribución de la piel o del exoesqueleto.

Investigadores de otros centros opinan que ambas teorías podrían estar en lo cierto. Mientras en algunas especies de tortuga las células dérmicas que rodean las costillas se osificarían mediante la acción de ciertas proteínas, en otras la formación del caparazón dependería del crecimiento de los huesos. Varios expertos coinciden en que los estudios de otras especies pueden ayudar a aclarar en que difieren las tortugas de caparazón blando de las de caparazón duro y qué aspectos del desarrollo de esa estructura son comunes a todas las tortugas.

[Fuente]

Planeta protegido

¿Es razonable preocuparse tanto por que los microorganismos terrestres pisen suelo marciano?


¿Necesita Marte protección contra nuestros microbios? Hasta ahora siempre se había pensado que sí. No en vano, los tratados de las Naciones Unidas sobre el uso del espacio exterior instan a los Estados a evitar «la contaminación dañina del espacio y los cuerpos celestes».

Algunos investigadores, sin embargo, discrepan de lo que consideran un celo excesivo. Argumentan que el planeta rojo bien podría arreglárselas solo sin necesidad de una normativa demasiado estricta que, en su opinión, obstaculiza numerosas investigaciones. Según Alberto G. Fairén, astrobiólogo de la Universidad Cornell, el coste de algunas misiones dedicadas a buscar vida «podría fácilmente llegar a doblarse como consecuencia de las prácticas de protección planetaria».

En un artículo publicado este verano en la revista Nature Geoscience, Fairén y Dirk Schulze-Makuch, de la Universidad de Washington, sostenían que las precauciones actuales no compensan el esfuerzo ni el gasto que suponen. A fin de cuentas, es probable que a Marte ya hayan llegado bacterias terrestres, bien a bordo de antiguos meteoritos o, más recientemente, en las sondas Viking, de la NASA. Además, si en Marte existiese cualquier forma de vida autóctona, esta se impondría con facilidad a los microbios invasores, no adaptados al entorno marciano.

Con todo, parece poco probable que la NASA cambie su forma de actuar. Catharine Conley, la responsable de protección planetaria de la agencia, lo explica así: «Para estudiar la vida en otros planetas debemos asegurarnos de que no estamos llevando material terrestre con nosotros». De otro modo, señala, se corre el riesgo de confundir los «polizones» con la vida alienígena.

El predecesor de Conley en la NASA, John Rummel, apunta que tanto las simulaciones como los experimentos sugieren que las bacterias procedentes de la Tierra sí podrían sobrevivir en Marte. «No conocemos todo lo que pueden llegar a hacer los organismos terrestres», concluye.

[Fuente]

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Lythronax argestes, nuevo dinosaurio del arbol familiar del T-Rex.



Científicos han descubierto nueva especie de tiranosaurio en el Monumento Nacional de Grand Staircase-Escalante (GSENM), que abarca 1,9 millones de hectáreas de terreno alto desierto en el centro-sur de Utah, en Estados Unidos. El enorme carnívoro habitó Laramidia, una masa de tierra formada en la costa occidental en un mar poco profundo que inundó la región central de América del Norte, aislando las porciones oriental y occidental del continente durante millones de años durante el Cretácico Tardío, entre hace 95 y 70 millones de años.


El dinosaurio recién descubierto, que pertenece a la misma rama evolutiva que el famoso 'Tyrannosaurus rex', se anunció este miércoles en la revista de acceso abierto 'Plos One' y dio a conocer en una exhibición en la 'Worlds Gallery' del Museo de Historia Natural de Utah, en el centro de Rio Tinto, en Salt Lake City, Utah.

Entre los tiranosauros, un grupo con cuerpos desde pequeños a grandes, bípedos carnívoros como el 'T. Rex' que vivieron durante los períodos Jurásico y Cretácico, están la especie recién descubierta, 'Lythronax Argestes', que posee varias características únicas, como un corto y estrecho hocico, con una amplia parte de atrás del cráneo con los ojos orientados hacia adelante. Lythronax se traduce como "el rey de la sangre" y 'Argestes' se refiere a su ubicación geográfica en el suroeste de Estados Unidos.

Anteriormente, los paleontólogos pensaban que este tipo de tiranosaurio de gran cráneo sólo aparecieron hace 70 millones de años, pero el Lythronax muestra que había evolucionado al menos 10 millones de años antes, como muestra el estudio, financiado en gran parte por la Oficina de Administración de Tierras y la Fundación Nacional de Ciencias y dirigido por el doctor Mark Loewen, investigador asociado en el Museo de Historia Natural de Utah, y profesor adjunto en el Departamento de Geología y Geofísica de la Universidad de Utah.

El Lythronax vivió en Laramidia, a lo largo de la costa occidental de la gran ruta marítima que separa América del Norte, una masa de tierra que fue anfitriona de una gran variedad de especies de dinosaurios únicos y sirvió como crisol de la evolución de los grupos de dinosaurios emblemáticos como los dinosaurios cornudos. Este estudio también indica que los dinosaurios tiranosáuridos (el grupo de tiranosaurios que incluye al 'T. Rex') probablemente evolucionaron en aislamiento en la isla continente.

Lythronax destaca entre sus contemporáneos por tener un cráneo mucho más amplio en la parte de los ojos y un hocico corto y estrecho, similar a su pariente el 'T. Rex', que vivió entre 10 y 12 millones de años más tarde. El doctor Mark Loewen, autor principal del estudio, explica: "La anchura de la parte posterior del cráneo de Lythronax le permitió ver con un campo de superposición de vista, lo que le proporciona una visión binocular, muy útil para un depredador y una condición que asociamos con el 'T. rex".


Los paleontólogos han determinado recientemente que los dinosaurios del sur de Laramidia (Utah, Nuevo México, Texas y México), a pesar de que pertenecen a los mismos grupos importante, difieren a nivel de especie de las del norte de Laramidia (Montana, Wyoming, las Dakotas y Canadá). Lythronax y sus familiares tiranosáuridos en el sur de Laramidia están más estrechamente relacionados entre sí que los de hocico largo del norte de Laramidia.

Lythronax puede demostrar que los tiranosaurios siguieron un patrón similar a lo que vemos en otros dinosaurios a partir de esta edad, con diferentes especies viviendo en el norte y el sur al mismo tiempo", argumentó otro de los autores del estudio, el doctor Joseph Sertich, del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver, Estados Unidos. Estos patrones de distribución de los dinosaurios a través de Laramidia llevan a preguntarse qué pudo haber causado la división entre el norte y el sur, dado que un dinosaurio emprendedor podría haber caminado desde Alaska hasta México con tiempo suficiente.

El paleontólogo Randall Irmis, del Museo de Historia Natural de Utah y el Departamento de Geología y Geofísica de la Universidad de Utah, y autor del estudio explicó que mediante el análisis de las relaciones evolutivas, la edad geológica y la distribución geográfica de los tiranosáuridos, el equipo determinó que Lythronax y otros tiranosaurios se diversificaron entre 95 y 80 millones de años atrás, en una época en la que el mar interior de América del Norte se encontraba en su punto más ancho.

UNA EVOLUCIÓN EN AISLAMIENTO

La incursión de la vía marítima en grandes partes de baja altitud de Laramidia habría separado en pequeñas áreas de tierra a unos de otros, lo que permite que diferentes especies de dinosaurios evolucionaran en aislamiento en diferentes partes de la masa de tierra.

"Cuando la vía marítima se retiró gradualmente hace 80 millones años, estas diferencias en las especies de dinosaurios pueden haber sido reforzadas por las variaciones climáticas, las diferencias en las fuentes de alimentos (distintas presas y plantas) , y otros factores, una hipótesis que explica por qué los icónicos dinosaurios del Cretácico Superior de Norteamérica occidental son tan diferentes de los de la misma edad en otros continentes.



Según otro de los autores de esta investigación, el doctor Philip Currie, de la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá, el Lythronax es un "maravilloso ejemplo" de cuánto más hay que aprender sobre el mundo de los dinosaurios. A su juicio, hay muchos fósiles "más emocionantes" esperando a ser descubiertos en el Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante.

[Fuente]
http://www.europapress.es

[Más información]

Agregaciones masivas

por Carlos Domínguez, Josep Maria Gili, Jordi Grinyó.

Ciertas especies de ofiuras forman agrupaciones que favorecen el desarrollo individual, un comportamiento gregario que debió ser más común en el pasado.



Uno de los patrones biológicos más sorprendentes que pueden observarse en la naturaleza corresponde a las agregaciones animales. Estas parecen ser una regla en numerosos grupos: se conocen tanto para organismos microscópicos como para los vertebrados más evolucionados. La teoría ecológica clásica las considera una respuesta evolutiva que favorece a los individuos que las forman, ya que aportan un beneficio claro en términos de información centralizada, protección ante posibles enemigos y mejora de la capacidad de reproducción.

Una de las agregaciones masivas más espectaculares la encontramos en ciertas zonas detríticas de la plataforma continental del Mediterráneo occidental, en profundidades por debajo de los cincuenta metros. Ofiuras de la especie Ophiotrix quinquemaculata se agrupan formando poblaciones locales con densidades de hasta centenares de individuos por metro cuadrado, que llegan a ocupar extensiones de varias hectáreas. Este tipo de agregaciones densas pueden considerarse vestigios del pasado, ya que probablemente fueron mucho más conspicuas en épocas geológicas remotas, cuando la presencia de depredadores era menor. Para esta especie de ofiura, vivir de forma agrupada entraña varias ventajas: por un lado, mejora la estabilidad frente a corrientes fuertes, que podrían fácilmente barrer individuos aislados; por otro, aumenta su capacidad de alimentación, ya que la presencia de tantos brazos ralentiza las corrientes dominantes y favorece la deposición de partículas en suspensión, ingrediente básico de su dieta.

Las partículas de alimento son captadas por los pies ambulacrales y la gran cantidad de espinas que poseen en los brazos. De forma periódica, los restos de comida son recolectados en un bolo alimenticio que se desplaza a lo largo del brazo del animal, aumentando de tamaño conforme se acerca a la boca.

[Fuente]

martes, 5 de noviembre de 2013

Obdurodon tharalkooschild, un ornitorrinco gigante que habitaba Australia hace entre 15 y 5 millones de años.

Hasta el momento, el registro fósil indicaba que el linaje del ornitorrinco era único, con una sola especie en cualquier época de su existencia. Esta imagen ha cambiado con la publicación de un estudio esta semana en el Journal of Vertebrate Paleontology que describe una nueva especie de ornitorrinco gigante extinto, una rama desconocida del árbol genealógico de estos animales, que tendría dos veces el tamaño de los actuales.

Reconstrucción de la especie Obdurodon tharalkooschild. / Peter Schouten.

Ningún mamífero vivo es más peculiar que el ornitorrinco. Cuenta con un amplio pico como el de un pato, piel gruesa como la de una nutria, y patas palmeadas como las de un castor. Asimismo, es un animal monotrema –ya que pone huevos en lugar de dar a luz a crías vivas–, su hocico está cubierto con electrorreceptores que detectan presas bajo el agua, y los machos tienen un espolón venenoso en su pata trasera.

Hasta ahora se conocía tan solo un linaje de esta especie única. Sin embargo, un equipo internacional de investigadores describe, en el último número de la revista Journal of Vertebrate Paleontology, una nueva especie de este animal. Se trata del denominado Obdurodon tharalkooschild, cuyo descubrimiento se basa en un solo diente hallado en el famoso sitio de fósiles Riversleigh, inscrito como Patrimonio de la Humanidad en 1994 y ubicado en el noroeste de Queensland (Australia).

"Los monotremas son el último vestigio de una antigua radiación de los mamíferos de los continentes del sur. Esta nueva especie es una ayuda muy importante en el desarrollo de la comprensión acerca de estos fascinantes mamíferos", asegura Rebecca Pian, autora principal del estudio.

Basándose en el tamaño del diente encontrado, se estima que esta especie extinta habría tenido casi un metro de largo, dos veces el tamaño de los ornitorrincos modernos. Los bultos y surcos en los dientes también proporcionan pistas sobre lo que probablemente comía esta especie.

Ornitorrincos con dientes muy desarrollados

"Al igual que otros ornitorrincos, probablemente era un mamífero mayoritariamente acuático, y habría vivido en y alrededor de las piscinas de agua dulce de los bosques que cubrían la zona Riversleigh hace millones de años", explica Suzanne de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) y coautora del estudio. "Obdurodon tharalkooschild era un ornitorrinco gitante con dientes bien desarrollados, que probablemente se alimentara no solo de cangrejos y otros crustáceos de agua dulce, sino también de pequeños vertebrados, incluyendo peces pulmonados, ranas y tortugas pequeñas que se conservaron en el mismo yacimiento".

Por otro lado, mientras que muchos de los depósitos fósiles de Riversleigh se han fechado radiométricamente, la edad precisa del lugar donde se produjo este descubrimiento sigue en duda, y se enmarcaría entre hace 15 y 5 millones de años.

Los fósiles más antiguos de ornitorrinco provenían de rocas de 61 millones de años de antigüedad, halladas en el sur de Sudamérica. Asimismo, se conocían pequeños fósiles de ornitorrinco en Australia en lo que hoy es el desierto de Simpson.

“Antes del descubrimiento de l Obdurodon tharalkooschild, estos fósiles sugerían que los ornitorrincos se hicieron más pequeños y redujeron el tamaño de sus dientes con el tiempo. El ornitorrinco moderno carece por completo de dientes en la edad adulta, y en su lugar tiene láminas córneas en su boca”, apunta la investigación.

El nombre Obdurodon viene del griego 'diente permanente' y fue acuñado para distinguir los ornitorrincos con dentadura extintos de los modernos.

"El descubrimiento de esta nueva especie fue una sorpresa para nosotros, porque antes de esto, el registro fósil sugiere que el árbol evolutivo de los ornitorrincos era uno y relativamente lineal", señala Michael Archer, científico también de la Universidad de Nueva Gales del Sur y otro de los coautores del trabajo. "Ahora sabemos que había ramas no previstas en este árbol, algunas de las cuales dieron lugar a especies gigantes".

Referencia

Pian, R., M. Archer, and S.J. Hand. 2013. “A new, giant platypus, Obdurodon tharalkooschild, sp. nov. (Monotremata, Ornithorhynchidae), from the Riversleigh World Heritage Area, Australia”. Journal of Vertebrate Paleontology 33(6):1-5.

[Fuente]