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miércoles, 24 de junio de 2015

Pappochelys, el origen de las tortugas

Escribir la historia evolutiva de las tortugas no ha sido tarea fácil debido a la escasez de fósiles que existe entre los reptiles primitivos sin caparazón y las tortugas modernas. Ahora, un equipo internacional de científicos ha descubierto un nuevo ejemplar en el lago Vellberg (Alemania), de 240 millones de años de antigüedad, que haría de puente entre los ancestros y los miembros actuales de estos reptiles. Pappochelys (“abuelo” y “tortuga” en griego) es el nombre que le han dado.


Reconstrucción del cuerpo de Pappochelys. / Rainer Schoch


Durante mucho tiempo, el origen y la evolución temprana de las tortugas ha sido uno de los temas de la zoología que ha generado mayor polémica. La falta de fósiles que permitieran explicar la transición desde los ejemplares primitivos hasta los actuales, junto con la diversidad de opiniones entre paleontólogos y expertos en evolución molecular contribuía a alimentar la controversia.

Estas diferencias se solventan con el estudio publicado hoy en Nature en el que se presentan los fósiles de Pappochelys, una tortuga primitiva encontrada en el lago Vellberg (Alemania) de 20 cm de largo y que data de hace unos 240 millones de años, del Triásico medio.

Pappochelys no tenía caparazón pero, en su lugar, contaba con costillas anchas, características de criaturas del linaje de las primeras tortugas, y una serie de huesos a lo largo de su vientre. Sin embargo, entre sus características físicas, la clave se encuentra en la presencia de diápsidas (pequeñas aberturas que se encuentran detrás de la cuenca de cada ojo) en su cráneo.

Las tortugas de hoy en día no tienen tales aberturas por lo que algunos paleontólogos pensaban que estas se habían desarrollado a partir de los arcosaurios (dinosaurios y aves)”, explica a Sinc Hans-Dieter Sues, investigador en el Museo de Historia Natural de Washington (EE UU) y coautor del estudio.

De este modo, “las diápsidas dan la razón a la hipótesis de los evolucionistas moleculares que sostenían que estos reptiles procedían de la familia de los lepidosaurios (lagartos y serpientes) que actualmente presentan estos orificios”.

Un puente en la evolución de las tortugas

El hallazgo de los fósiles permite además crear un vínculo entre los ancestros más primitivos y los ejemplares de tortugas actuales. “Durante años no tuvimos una serie fósil cronológicamente completa de los ancestros de las tortugas”, explica el investigador alemán.

Los restos de tortugas que disponíamos eran del Triásico tardío como Proganochelys y Proterochersis, también procedentes de Alemania, que ya habían desarrollado completamente sus caparazones”, añade el experto.

Según el estudio, a diferencia de estos, Pappochelys presentaba una ampliación en la zona del vientre para permitir una mayor ampliación en la zona de las costillas, al no haber desarrollado caparazón.

Esqueleto del cuerpo de Pappochelys visto desde el lateral. / Rainer Schoch

El origen del caparazón

En este sentido, el científico comenta que “este tronco grueso permitió que los huesos y los nervios se fusionaran entre sí, que es lo que muchos embriólogos sostienen como el origen del desarrollo del caparazón de las tortugas”.

Los fósiles de Pappochelys se encontraron en los alrededores de un lago, lo que indica que las primeras tortugas habitaban zonas húmedas. “Es probable que este animal viviera una gran parte de su vida en un lago de agua dulce junto a una rica fauna de peces, anfibios y pequeños reptiles", apunta a Sinc Sues.

Para los investigadores, el esqueleto de este nuevo ejemplar lo convierte en el intermediario perfecto entre el Eunotosaurus, la tortuga más antigua conocida hasta ahora, de 260 millones de años de antigüedad, y las tortugas posteriores.  

Referencia
  • Rainer R. Schoch & Hans-Dieter Sues. “A Middle Triassic stem-turtle and the evolution of the turtle body plan”. Nature. Doi: 10.1038/nature14472. 24 de junio de 2015.

Fuente



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