Fuente: Neofronteras - Sobre elmicroecosistema de la plantas cojín
Las plantas cojín crean suelo y dan
cobijo a cientos de especies que de otro modo no podrían sobrevivir en la alta
montaña.
Muchas plantas forman cojines en
forma de cúpula cuando crecen a modo de corales cerebro de las montañas.
Algunas de ellas, como la llareta o yareta (Azorella compacta) que vive en el
desierto de Aracama, pueden vivir hasta unos 8000 años (ver foto). Así que
también se encuentran entre las plantas más longevas.
Pese a la apariencia mullida, las
estructuras que forman estas plantas pueden ser bastante compactas (aunque no
macizas) y tienen una función: es la forma que tiene la planta de defenderse de
las duras condiciones en las que viven. Ese aspecto en forma de cúpula les
protege de las temperaturas extremas, del viento y de la evaporación. Por
tanto, estas plantas son muy tolerantes al estrés abiótico, como el que
provocan las sequías y las bajas temperaturas.
Pero en su interior hay algo
maravillo: toda una comunidad biológica compuesta de cientos de especies que
sobreviven gracias a este tipo de estructuras, a salvo del viento, bajo
temperaturas moderadas y con una buena humedad. Sobreviven gracias a la
protección que proporciona la planta, al microambiente credo por la planta,
como en el caso de la Potentilla biflora.
Dentro de esas estructuras viven
desde microorganismos a animales pequeños y cada especie de planta cojín posee
su propia estructura particular de cúpula que es explotada por una diferente
comunidad de seres.
Igor Volkov y Irina Volkova
(Universidad del Estado de Tomsk) estudiaron en las montañas Altai este tipo
plantas a altura entre los 1750 y los 4000 metros. Descubrieron que la
temperatura oscila mucho menos dentro de estas cúpulas. En el exterior la
temperatura variaba de los 15 grados de máxima a por debajo de cero, mientras
que en el interior de estas estructuras vegetales la temperatura se mantenía en
unos confortables 5-7 grados.
El interior favorece la
proliferación de vida microbiana, pues las hojas del interior se quedan
atrapadas y son transformadas en compost por la comunidad microbiana, material
que, a su vez, sirve de nutriente a la propia planta.
Así por ejemplo, el suelo que hay
por debajo de la Potentilla biflora contiene 15 veces más humus que el terreno
circundante y más rico en nitrógeno y fósforo. Esto favorece que otras especies
vivan en el interior.
Otro equipo liderado por Yang Yang
(Academia China de Ciencias en Kunming) ha estudiado este tipo de plantas en
las montañas Heng Duan de la cordillera del Himalaya. Encontraron que el número
de especies de plantas que viven dentro de este tipo de cúpulas es un 30% mayor
que en el exterior. Especies que, en algunos casos, no podrían vivir en ese
exterior.
Lo que es más, conforme la altitud
es mayor y las condiciones empeoran, el número de especies en el exterior va
disminuyendo, mientras que las de interior se reducen menos rápidamente.
Se ha propuesto el uso de este tipo
de plantas formadora de cojines para recuperar los ecosistemas alpinos que
tengan el suelo degradado. Su reimplantación produciría una cascada de efectos
beneficiosos para este tipo de ecosistemas y su presencia podría ser clave para
preservar la biodiversidad de este tipo de ambientes.
Referencia
- More than just a plant: cushion plants as biodiversity protectors inhigh mountains of Siberia. DOI:10.1080/00207233.2015.1027594. Igor V. Volkov & Irina I. Volkova.
- Cushion plants can have a positiveeffect on diversity at high elevations in the Himalayan Hengduan Mountains. DOI: 10.1111/jvs.12275. Jianguo Chen, Christian Schöb, Zhuo Zhou, Qiangbang Gong, Xinhui Li, Yang Yang, Zhimin Li, and Hang Sun
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