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lunes, 13 de julio de 2015

Moscas con una larga probóscide como polinizadores de gimnospermas en el Cretácico

Fuente SINC
Atrapadas en ámbar en el yacimiento de El Soplao en Cantabria, se han descubierto los restos fosilizados de moscas que polinizaban plantas sin flores hace 105 millones de años

Cuando se piensa en la polinización, la imagen más común es la de una abeja o una mariposa cubiertas de polen. Pero en el Cretácico, hace entre 145 y 72 millones de años, no existían estos insectos, y la mayoría de los ecosistemas terrestres estaban dominados por plantas sin flores, llamadas gimnospermas. Un equipo de científicos ha hallado en el yacimiento de El Soplao en Cantabria unas moscas atrapadas en ámbar que las polinizaban gracias a su larga trompa muy especializada.

Reconstrucción de una de las especies descubierta en piezas de ámbar del yacimiento de El Soplao (Cantabria). / J. A. Peñas

Un equipo científico internacional ha descubierto unas moscas atrapadas en piezas de ámbar del yacimiento de El Soplao (Cantabria) que se alimentaban de néctar y polinizaban plantas gimnospermas hace 105 millones de años, según un artículo publicado en Current Biology.

Las plantas atraen a los insectos con diferentes estrategias (por ejemplo, el dulce y nutritivo néctar) para que transporten el polen entre las estructuras florales y tenga lugar la polinización, en una estrecha relación de simbiosis fundamental para el sostenimiento de los ecosistemas terrestres.

Aparte de las abejas y algunos organismos cercanos, en los ecosistemas actuales (en los que predominan las plantas con flores (angiospermas)) los principales agentes polinizadores son las mariposas con espiritrompa, los escarabajos, los tisanópteros y las moscas.

En los paisajes del Cretácico, por el contrario, "las plantas dominantes eran las gimnospermas (por ejemplo, grupos afines a pinos, abetos y cicas) que presentan principalmente una polinización debida al viento", señalan los científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), del departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio).

Moscas que polinizaban plantas cretácicas

El ámbar de El Soplao (Cantabria) está proporcionando vestigios de nuevas especies de insectos que son clave para conocer cómo era la vida en los bosques del Cretácico, cuando la actual península ibérica era una gigantesca isla.

Los insectos del nuevo estudio, dotados de una larga trompa muy especializada y perfectamente conservados en el ámbar cántabro, son dos especies de mosca de la familia Zhangsolvidae, extinguida antes de los dinosaurios. Uno de los especímenes presenta una mancha de cientos de granos de polen de una bennettital, un grupo de gimnospermas que tampoco ha sobrevivido hasta la actualidad.

La investigación muestra que la estructura interna de la larga trompa de estas moscas se ha conservado a un nivel microscópico, según ha mostrado la tomografía computarizada y el microscopio electrónico de transmisión. Los investigadores han podido demostrar que estas moscas tomaban el néctar acercándose a ellas en vuelo batido, de forma similar a los colibríes.

La dominación de los ecosistemas terrestres por las angiospermas

Se conocen unos pocos casos similares en el mundo de insectos que quedaron fosilizados en ámbar mientras acarreaban polen de una flor a otra. Estos nuevos fósiles cántabros muestran una relación muy estrecha entre las moscas y las bennettitales hace 105 millones de años. Pero no se han encontrado insectos en ámbar tan antiguo acarreando polen de angiospermas.

Su hallazgo sería de gran relevancia ya que por entonces las angiospermas empezaban a ser dominantes en los ecosistemas diversificándose en muchísimas especies. "Si los insectos estaban ya especializados para alimentarse de estructuras florales de gimnospermas, es prácticamente seguro que el paso a las angiospermas debió de producirse por entonces", indica el equipo que también ha contado con la participación del Museo de Historia Natural, la Universidad de Harvard y la Universidad de Cornell, todas ellas instituciones estadounidenses.

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