Estas
especies viven en un lago subterráneo, bajo una capa de hielo de más de 800
metros de grosor, espacio al que la luz y el aire no han llegado en millones de
años.
Los
hielos de la Antártida esconden vida en abundancia. Esa es la conclusión del
trabajo de la expedición norteamericana Wissard
(Whillans Ice Stream Subglacial Access Research Drilling), formada por
investigadores de varias universidades y que esta semana se dio a conocer a través
de la revista Nature.
Bajo una
capa de hielo de más de 800 metros de grosor, los científicos encontraron todo
un ecosistema viviendo en un lago subterráneo al que la luz y el aire no han
llegado en millones de años.
Las
formas de vida descubiertas corresponden a microorganismos unicelulares que
para subsistir convierten amoniaco y metano en energía. La mayor parte de estos
organismos pertenecen al dominio de las Arqueas, en el que se encuentran los
seres vivos más antiguos del planeta. La investigación tiene implicancias para
la búsqueda de vida en otros ambientes extremos, tanto en la Tierra como en
otros mundos del Sistema Solar, consigna ABC.es.
John
Priscu, profesor de la Universidad de Montana y jefe científico de la
expedición Wissard,detalló en este sentido que “ahora podemos probar al mundo
de forma inequívoca que la Antártida no es un continente muerto”. Y es que el
estudio aporta las primeras pruebas directas de que la vida es capaz de
resistir en las más duras condiciones del ambiente subglacial.
Brent
Christner, otro de los autores del estudio, afirma que se trata de la primera
prueba definitiva de que bajo la capa de hielo antártico “no solo hay vida,
sino ecosistemas activos que hemos estado buscando durante décadas. Con este
trabajo damos un golpe sobre la mesa y afirmamos: ‘Sí, teníamos razón’”.
En todo
caso, Priscu afirma no sentirse sorprendido por este hallazgo, lo que si lo
sorprendió son los detalles del descubrimiento, especialmente de cara a la forma
de funcionar de estos organismos, sin luz solar y a temperaturas muchos grados
bajo cero, y al hecho de que la mayoría de ellos, tal y como revelan los
análisis de ADN, sean Arqueas, es decir, uno de los tres dominios principales
de la vida. Los otros dos son Bacteria y Eukariota.
La
mayoría de las arqueas subgaciales encontradas utilizan la energía de los
enlaces químicos del amoniaco para fijar el dióxido de carbono y llevar a cabo
otras funciones metabólicas. Otro grupo de organismos utilizan la energía y el
carbono presente en el gas metano para sobrevivir. Para Priscu, probablemente
todo este amoniaco y metano procedan de la descomposición de materia orgánica
que se depositó en la zona hace cientos de miles de años, cuando la Antártida
era aún templada y el mar inundó la parte occidental del continente.
También
advierte el investigador de que si la Antártida continúa calentándose, se
liberarán a la atmósfera enormes cantidades de metano acumulado en el hielo, un
poderoso gas de efecto invernadero capaz de acelerar dramáticamente el cambio
climático.
4.000 especies
En cuanto
a las especies encontradas, resulta muy dificil su identificación. Con todo,
Brent Christner explica que “hemos visto una columna de agua que probablemente
tiene unas 4.000 ‘cosas’ que podríamos llamar especies. Existe una increíble
diversidad”.
El equipo
de Wissard volverá a perforar durante el próximo verano. Wissard es el primer
esfuerzo multidisciplinar a gran escala para examinar directamente la biología
del ambiente subglacial antártico. La masa de hielo de la Antártida cubre una
superficie equivalente a una vez y media la de los Estados Unidos y contiene el
70% del agua dulce de la Tierra.
El lago
Whillans es uno de los más de 200 lagos que se conocen bajo la superficie del
continente helado y el río subterráneo que lo alimenta fluye bajo la plataforma
de Ross, una masa de hielo del tamaño de Francia, y desemboca en el océano, a
gran profundidad, al que proporciona grandes cantidades de nutrientes y
contribuye a la circulación de las corrientes marinas.
Revisa el
video de Nature (en inglés) los detalles e imágenes del descubrimiento.
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