Las especies sufren un proceso
mediante el cual mutaciones de largo alcance barajan el genoma que hace que
estas evolucionen y no es una acumulación de pequeñas mutaciones en las que
cada una tiene un efecto pequeño la que produce la evolución.
Es un misterio por qué la evolución
por selección natural no fue descubierta hasta el siglo XIX por Darwin, pues
podría haber sido propuesta mucho antes. Sólo era necesario observar el entorno
sin necesitar tecnología sofisticada y hacer la propuesta de que las especies
cambian cuando una presión de selección escoge los individuos de mayor éxito
reproductor en una población en la que herencia varía.
La evolución de la especies fue
propuesta antes que Darwin por Lamark, pero en esta teoría no se usaba la
selección natural, sino que los individuos cambiaban su herencia en función de
lo que hacían.
El caso es que desde el siglo XIX la
teoría de la evolución por selección natural ha permanecido prácticamente sin
cambiar en sus mecanismos básicos. El problema siempre está en los detalles:
¿la evolución se da muy poco a poco o presenta saltos bruscos?, ¿por qué las
especies permanecen estables en el tiempo pese a ir acumulando mutaciones?…
Ahora, un grupo de investigadores de
la Universidad de Yale liderado por Jeffrey Townsend ha usado un nuevo modelo
genético para dilucidar si las especies sufren un proceso de acumulación de
pequeñas mutaciones en las que cada una tiene un efecto pequeño o si hay
mutaciones de largo alcance que barajen el genoma.
El modelo lo han aplicado a
distintas especies como levaduras, gusanos o moscas. Para el estudio se han
centrado en la expresión de genes, que es considera como pieza clave en el
cambio evolutivo. Según sus resultados el segundo caso de los expuestos antes
explica mejor los procesos evolutivos que sufren las especies.
Cuando Darwin propuso su idea sobre
la evolución no se sabía nada sobre los genes o el ADN, simplemente propuso la
existencia de ciertos cambios que se producían en la herencia. Posteriormente
se conjeturó que habría mutaciones en los genes que se conservaban en las
poblaciones si de algún modo ayudaban al éxito reproductor. Pero, como el
efecto de una mutación al azar puede tener consecuencias fatales para el
organismo, había que proponer un mecanismo que permitiera la evolución sin
eliminar la mayoría de los individuos.
La primera solución fue proponer que
las mutaciones no tenían ningún efecto sobre la adaptación. Propuesta que ha
sido rechazada por los experimentos en muchas ocasiones.
La segunda solución consistió en
proponer que la mayoría de las mutaciones tenían un efecto pequeño y sólo la
acumulación de varias mutaciones a lo largo de las generaciones podía crear
nuevos rasgos en los individuos de la especie.
La tercera hipótesis propuso lo
contrario. Las mutaciones no producían efectos pequeños, sino que disparaban
una reacción en cadena de cambios. Es lo que se llamó house of cards en inglés
por su analogía con barajar un mazo de naipes.
Pero distinguir entre estas dos
últimas propuestas no ha sido fácil. Aunque el modelo favorito de “house of
cards” fue propuesto hace décadas, sólo ahora se cuenta con la tecnología para
recopilar los datos necesarios que la pongan a prueba.
Fuente
“House of cards” evolutivo
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