Se trata de un murciélago que habito
Nueva Zelanda, hace 16 millones de años y tenía un tamaño aproximadamente tres
veces a los actuales representantes.
Los fósiles se encontraron cerca de
Central Otago, en la Isla del Sur, en el sedimento remanente de un vasto
conjunto prehistórico de agua conocido como Lago Manuherikia, que formaba parte
de una selva subtropical más cálida durante la era del Mioceno temprano, entre
hace 16 y 19 millones de años.
La nueva especie, Mystacina
miocenalis, que se describe en un artículo publicado en la edición de este
miércoles de Plos One, se relaciona con otro murciélago, Mystacina tuberculata,
que aún vive en antiguos bosques de Nueva Zelanda.
“Nuestro descubrimiento muestra por
primera vez que los murciélagos Mystacina han estado presentes en Nueva Zelanda
durante más de 16 millones de años, viviendo en hábitats con vida vegetal y
fuentes de alimentos muy similares”, dice la autora principal y paleontóloga de
vertebrados Suzanne Hand, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en
Australia.
Los únicos mamíferos terrestres
nativos de Nueva Zelanda son tres especies de murciélagos, dos de ellas
pertenecientes al género Mystacina, una de las cuales fue vista por última vez
en la década de 1960. Se les conoce como murciélagos de madriguera, ya que se
alimentan en el suelo bajo la hojarasca y la nieve, así como en el aire,
hundiendo las muñecas y con los pies hacia atrás, manteniendo sus alas
fuertemente plegadas.
Se cree que estos murciélagos tienen
una historia antigua en Nueva Zelanda, pero hasta ahora, el fósil más antiguo
de un murciélago Mystacina en Nueva Zelanda era de una cueva en la Isla Sur,
que data de hace 17.500 años. Este último descubrimiento obliga a un
replanteamiento de cuándo llegaron por primera vez estos peculiares murciélagos
andantes a lo que hoy en día es Australia.
“Esto nos ayuda a entender la
capacidad de los murciélagos para establecer poblaciones en las islas y las
condiciones climáticas necesarias para que esto suceda –señala Hand–. Los
murciélagos son importantes polinizadores y dispersores de semillas que
mantienen los bosques sanos. Entender la conectividad entre las faunas de
murciélagos de las diferentes masas de tierra es importante para evaluar las
amenazas de bioseguridad y las prioridades de conservación de los ecosistemas
insulares frágiles”.
La nueva especie tiene dientes similares
a su pariente contemporáneo, lo que
sugiere una dieta amplia que incluye néctar, polen y fruta, así como insectos y
arañas. Los huesos de las extremidades que se encontraron en el depósito
también mostraron estructuras similares especializadas para caminar. En lo que
difieren es en el tamaño del cuerpo: con un estimado de 40 gramos, el
murciélago fósil es aproximadamente tres veces más pesado que su primo y el
peso promedio superior al de 900 especies de murciélagos vivos.
“El tamaño del murciélagos está
limitado físicamente por las exigencias de vuelo y de la ecolocalización, ya
que tiene que ser pequeño, rápido y preciso para perseguir insectos en la
oscuridad”, explica Hand. “El inusualmente gran tamaño de este murciélago
sugiere que realizaba menos vuelos de caza y atrapaba presas más pesadas de la
tierra y frutos más grades que su primo”, detalla.
El equipo también encontró una gran
variedad de plantas, animales y fósiles de insectos en el lugar, lo que muestra
que el ecosistema subtropical de 16 millones de años de edad parecía tener más
temperaturas que hoy en día.
El sitio de Lago Manuherikia ha sido
un tesoro para los paleontólogos en los últimos años, proporcionando las ranas
más antiguas de Nueva Zelanda, lagartos y aves terrestres, así como cocodrilos
únicos y tortugas terrestres.
“Sorprendentemente, los ecosistemas
del Mioceno asociados con el murciélago fósil contienen los tipos de árboles
utilizados hoy por "Mystacina" para dormir –dice Hand–. La mayoría de
sus plantas de alimentos también están presentes, así como los artrópodos
terrestres, incluyendo una variedad de escarabajos, hormigas y arañas, que
estos murciélagos atrapaban en el suelo”.
Referencia
Suzanne J. Hand, Daphne E. Lee, Trevor H. Worthy, Michael Archer,
Jennifer P. Worthy, Alan J. D. Tennyson, Steven W. Salisbury, R. Paul Scofield,
Dallas C. Mildenhall, Elizabeth M. Kennedy, Jon K. Lindqvist. Miocene Fossils
Reveal Ancient Roots for New Zealand’s Endemic Mystacina (Chiroptera) and Its
Rainforest Habitat. PLOS ONE, 17 Jun 2015 DOI: 10.1371/journal.pone.0128871
Fuente
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